En los años 60 Fernando Sotomayor promovió en la confluencia de San Pedro de Alcántara con Santa Joaquina de Vedruna el cine Astoria; Telesforo Morato abrió Finanzauto en la plaza de América y Cáceres trataba de subirse al carro del progreso con la inauguración de la estación de trenes en la carretera de Mérida y la de autobuses en Gil Cordero.

Pese a todo, eran años de opresión a los sentidos. Por ejemplo, si eras hombre y llevabas el pelo largo la gente dudaba de tu condición sexual y si eras mujer y besabas en público a tu novio, dudaban de tu decencia. Así que unos contestaban políticamente a esa opresión y otros lo hacían a través de la música. Ese fue el caso de Arboles Muertos, el grupo rebelde que arrasó en Cáceres y cuyos orígenes hay que buscarlos en los hermanos Charro: Luis Manuel y Celestino, más conocido como Tini.

Tini Charro tocaba en la tuna de Magisterio y siempre sintió afición por la música, así que junto a su hermano Luis; Currino, tristemente fallecido; Ángel Alonso Rabazocaster, que era altísimo; y César López, que vivía en la plaza de Colón, crearon los Arboles Muertos. Luis Miguel Rubio, el que fue concejal en la etapa de Sánchez Polo, fue su manager y con él firmaron el primer contrato de compra venta de instrumentos, que iban pagando a plazos. Al grupo se sumarían luego José Luis El Negrino, Santiago Pizarro, que era el guaperas y primero tocó en Los Haedos, Ángel Andrada, y Antonio Asunción Pipa. Si quieren volver a verlos, el viernes, 22.30, estarán en Boogaloo. TEXTO: MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ