Si los colores del otoño vasco asombran por su variedad y riqueza, los cocineros cacereños hicieron anoche una demostración de por qué la gastronomía extremeña se luce allá donde va. En un escenario exigente y ante la mirada de profesionales del turismo y los fogones de San Sebastián, la decimoctava edición del Festival Gastronómico de Cáceres brilló a gran altura entre el clasicismo de los salones del hotel María Cristina, a la orilla del espectacular Kursaal, sede del festival de cine cada septiembre. Fue una noche en la que el proyecto organizado por la diputación cacereña con la colaboración de la Asociación de Cocineros y Reposteros de Extremadura ganó prestigio teniendo como carta de presentación los diez menús preparados por una veintena de profesionales de los fogones en representación de los restaurantes Javier Martín, Los Monges, Puerta Talavera, La Era de Mi Abuelo, Posada del Rincón, El Figón de Eustaquio, Extremadura Hotel, Aires, Eustaquio Blanco y Palacio de los Golfines.

Si largo es el listado de profesionales que se esforzaron en dejar el pabellón extremeño a gran altura, también lo fue el abanico de platos que disfrutaron alrededor de 150 comensales, entre los que se encontraban caras conocidas de la cocina vasca como Juan María Arzak o Pedro Subijana o de la política local y autonómica, a los que sirvió de anfitrión el presidente provincial Juan Andrés Tovar y la diputada de Turismo, Esther Gutiérrez.

Ambos restauradores coincidieron en destacar la calidad de la gastronomía extremeña y el buen momento que atraviesa. Arzak apuntó que ésta "tiene productos maravillosos, están investigando muy bien y en vanguardia. Mejor no lo pueden hacer", en alusión a los profesionales que anoche prepararon platos utilizando productos de la tierra con denominación de origen. Tencas y lomos de cordero confitados, burritos de presa ibérica, morcilla crujiente o milhojas de cremoso del Casar fueron algunos ejemplos de la fenomenal oferta en San Sebastián.

La cita culinaria sirvió también para descubrir la pasión de Pedro Subijana por la Torta del Casar y los vinos. Recordó, como anécdota, las dos cajas de cerezas que se comió en un viaje de Extremadura al País Vasco. El restaurador también reflexionó acerca de los retos que debe afrontar la cocina extremeña en el futuro. "Hace falta tiempo porque ya hay buenos cocineros, que la clientela se acostumbre a respetar y a dar la dignidad que tienen la cocina y sus productos", subrayó.

Lugar de referencia

Satisfecho con la acogida y la sede elegida este año, Magín Carbonero, vicepresidente de la asociación de cocineros, apuntó que el festival "ha llegado al culmen porque San Sebastián es la capital gastronómica de España y la madre del cordero". Aludió a la valoración y tradición gastronómicas de los vascos "desde la tienda al plato" y destacó la presencia en la cita de Luis Irizar, veterano cocinero con escuela propia, al que el festival le rindió homenaje con la entrega de la chaqueta de honor de la asociación. Carbonero sugirió que la próxima sede pueda ser Liverpool (Reino Unido) o Stavanger (Noruega), ciudades europeas de la cultura del 2008, o devolver el festival a Cáceres, donde comenzó su andadura. "Hoy hemos puesto una pica en Flandes", concluyó.

Con el sonido del piano del señorial María Cristina, donde se codean las estrellas del celuloide, la cita gastronómica del año para los cocineros se convirtió en un escaparate de una de las señas de identidad de la provincia. Disfrutaron unos y otros, pero ellos se ganaron un reconocimiento que crece año a año.