En Cáceres, como en otras ciudades, los gatos salvajes van formando distintas colonias. «Es un problema complicado porque se reproducen con facilidad y el crecimiento se hace incontrolado», explica Juana García, presidenta de la Asociación Cacereña de Protección y Defensa de los Animales. Este colectivo comenzó a aplicar hace años la única medida eficaz: el procedimiento CES (captura-esterilización-suelta), que permite controlar las colonias sin un crecimiento desproporcionado, dejando a los gatos salvajes vivir según su naturaleza.

Los voluntarios han controlado colonias en el R-66, la Judería, el Olivar Chico, San Francisco, la zona del parque de Bomberos... Desde hace tiempo centran sus esfuerzos en una colonia próxima al cementerio. Hay que armarse de paciencia para capturar gato por gato, llevarlos al veterinario, castrarlos o esterilizarlos, darles antibiótico y soltarlos de nuevo, además de alimentarlos continuamente. Pronto se dará esta colonia por terminada ya que la protectora debe volcarse ahora en el albergue.