Hoy es uno de esos días, en que merece la pena seguir trabajando por nuestros vecinos.

Hoy es uno de esos días, en que el esfuerzo, los sinsabores, las incomprensiones de los que se dedican al servicio de los demás tiene su recompensa. Es verdad que la dedicación política es voluntaria, pero no es menos cierto que hay que trabajarla día a día y también, que el tiempo pone a cada uno en su sitio y que con el paso de este se recogen los frutos.

Todo esto viene a cuento, porque no hace muchos años, haya por 1996, ya casi se ha olvidado, y conviene recordar, que el sitio conocido como el Refugio --lugar marginal, chabolista, arrabalero, inseguro y reducto de dogradicción, donde la convivencia ciudadana era alterada un día si y el otro también, motivaba las quejas de los vecinos del barrio de San Blas-- fue eliminado urbanísticamente, no sin sufrir insultos y agresiones, tanto el alcalde, José María Saponi, como los entonces concejales de Urbanismo, Obras y Seguridad Ciudadana.

Su erradicación, conllevó el desalojo de los vecinos de unas infraviviendas y una solución para sus vidas. Y en este lugar, donde estuvo el matadero municipal, el pP, el Gobierno, decidió que había que ponerlo en valor, dignificarlo. Así se diseñó la recuperación de este espacio y la restauración del emblemático edificio para su uso y disfrute por los vecinos, enajenando a precio tasado y mediante concurso el resto del terreno, para construir viviendas de protección oficial con destino a los jóvenes y aquellas que tuvieran menos recursos.

Hoy por tanto es una realidad, es un barrio integrado, un barrio seguro; por ello no conviene olvidar cómo estaba y cómo está, y que quien gestionó, planificó y ejecutó fue el Partido Popular.

Por eso, mis compañeros y yo, nos sentimos especialmente orgullosos de pertenecer a un partido, el PP, que hace realidad sus promesas y que ha hecho realidad muchos sueños de ciudadanos cacereños.

Solamente nos queda una cuestión por resolver, un proyecto pendiente que tiene que tener una solución, tanto por parte del obispado y en la que se compromete este ayuntamiento, y es la recuperación de la ermita de Santo Vito, restaurarla para ser devuelta al culto y así convertirse en referencia de la zona. Por eso, hoy y mañana es y será uno de esos días por los que merece la pena seguir trabajando por la ciudad.