Una inversión de la Junta de 5 millones de euros para una obra [wv03]mastodóntica que pretende devolver a la plaza Mayor su antigua condición de punto de encuentro de la ciudad. El proyecto estrella de la capitalidad se presentó ayer a la ciudadanía en un acto que se desarrolló en la Sala Malinche del Complejo Cultural San Francisco en presencia de la alcaldesa, Carmen Heras, la consejera de Cultura, Leonor Flores, y el consejero delegado de Intramuros, Felipe Vela.

La desaparición de la bandeja central y la transformación peatonal del recinto urbano, uno de los más emblemáticos del casco histórico, serán las dos características esenciales de la nueva ciudadela. El proyecto arquitectónico, que ha desarrollado la unión temporal de empresas Mecsa-Thuban, arrancará el próximo mes de junio, cuando se prevé que esté lista la adjudicación de esta obra, la más importante que acometerá la ciudad durante esta legislatura y que promete situar a Cáceres a las puertas del 2016.

En la reordenación de la plaza Mayor han intervenido de forma directa ciudadanos, políticos y técnicos que finalmente han consensuado en sucesivas mesas de trabajo una iniciativa que ahora deberá aprobar la opinión pública. Los arquitectos Francisco Pol, Antonino Antequera y Asunción Rodríguez Montejano han sido los encargados de plasmar en forma de proyecto una reforma que, en primera instancia, ideó la Fundación Cáceres Siglo XXI, presidida por el concejal de Foro Ciudadano, Felipe Vela, quien luego la cedió al Consorcio Cáceres 2016 y cuya materialización no hubiera sido posible sin la inversión de la Junta de Extremadura.

Francisco Pol explicó de forma detallada la estrategia del nuevo diseño que pasa, indefectiblemente, por impedir el tráfico indiscriminado --el entorno soporta diariamente una media de 2.000 vehículos-- con la consiguiente ejecución de un ambicioso plan de movilidad que, dada su complejidad, será objeto de presentaciones posteriores. Ayer el equipo de arquitectos, el propio Vela y el asesor de Intramuros, Antonio Campesino, insistieron en acometer los párkings previstos en el centro para que esta peatonalización pueda llevarse a efecto.

La plaza Mayor, de forma irregular, dejará de caracterizarse por sus excesivas pendientes (tiene una pendiente media del 6%), por sus rincones sombríos, estrangulados, estrechos e inaccesibles. Dejará de tener mobiliario inadecuado, pavimento entremezclado de las reformas de los años 40 y 50, que resulta incómodo, envejecido y que entra en constante conflicto con los desniveles de la bandeja y los soportales. Al menos esa es la intención del nuevo proyecto.

¿Cómo conseguirlo? Pol lo dejó claro ayer y lo explicó pormenorizadamente. Pequeñas microcirugías corregirán las pendientes. Para ello se suprimirán las escaleras del Foro de los Balbos, al que se dotará de accesibilidad a través de rampas y que se convertirá en una especie de ‡2plaza de la música‡1, capaz de albergar acontecimientos musicales con los que ya se experimentó en el festival Play.

Otra de las grandes revoluciones del proyecto es la llamada plaza de verano, que estará situada en el lateral que va de Pintores, pasa por Gran Vía y concluye en el ayuntamiento. Será una plaza arbolada, con una superficie de terrizo, apta para la estancia libre. La siguiente revolución se centrará en el área de los soportales, junto a la Torre de Bujaco y la calle Gabriel y Galán, donde se levantará una terraza mirador a tavés de un murete y unas escalinatas.

El nuevo proyecto pretende respetar el sabor popular y castizo de la plaza, algo que no impide la construcción de una ciudadela domótica, robotizada, que no reniega de la tecnología y que aprovecha sus ventajas.

Para ello, bajo su pavimento de granito extremeño, ocre dorado, se ocultará una malla técnica que distribuirá los sistemas eléctricos, de agua e iluminación. Ello permitirá luminarias que emerjan del suelo y la colocación de acometidas que servirán para la instalación de soportes, pérgolas y entoldados que podrán extenderse o retirarse en función de necesidades y acontecimientos que albergue el espacio urbano. Eso evitará la rotura de pavimentos, estructuras provisionales y cables por doquier que se repiten actualmente de forma sistemática y que ofrecen, especialmente al turista, una imagen deplorable.

Igualmente, luminarias basculantes se colocarán en los edificios de los soportales; se extenderán de noche y se recogerán de día. Fuentes, bancos y asientos móviles, mesas desplazables, un pavimento diáfano, sin bandeja, con posibilidad de instalar un escenario junto a la calle del Duque, elementos verdes móviles y la rehabilitación y reapertura de locales comerciales conformarán la que pretende ser imagen definitiva del 2016.