La persona que cambió el rumbo de la situación de M. D. fue Andrea Rolo, una enfermera cacereña responsable de la Asociación de Fibromialgia. Rolo conoció a la denunciante en octubre del 2006 cuando acudió a la asociación por recomendación del médico. Rolo fue quien empezó a sospechar que podía tratarse de un caso de maltrato y se puso en contacto con la Casa de la Mujer de Cáceres. La trabajadora social de la Casa de la Mujer que entrevistó a M. D. manifestó ayer que le impactó "la situación de llanto y abatimiento" en la que la encontró a pesar de que entonces ya llevaba 5 años trabajando en temas de violencia de género.