Acaba de publicar Los bosques de la mirada , un recopilatorio que reúne toda la obra que ha escrito desde 1984. El poeta aborda en su libro las relaciones humanas, reflexiona sobre la realidad, sobre un mundo al que le falta lentitud porque lo vivimos demasiado deprisa. Basilio Sánchez, el escritor de lo cotidiano, ha hecho evaluación de su trabajo y le gusta el camino recorrido. ¿Su mayor logro?: seguir asumiendo ahora poemas que escribió hace 25 años.

-- Los bosques de la mirada , su último libro, es un recopilatorio...

--Sí, reúne los siete libros de poesía publicados entre los años 1984 y 2009.

--Reúne toda su obra excepto la primera: "A este lado del alba" ...

--Desentonaba con el resto de la obra, era un libro primerizo y quedaba un poco descolgado. Creo que con Los bosques interiores , mi segundo libro, inicio la voz que he mantenido siempre y que hace que en toda mi obra haya bastante unidad. Por eso esto no es una antología sino una recopilación en la que aparecen todos los libros, son unitarios, como un cuerpo orgánico.

--¿Cuál es su voz poética?

--La reflexión que se hace de la persona y de lo íntimo para que lo íntimo y personal sea de interés colectivo. No es una poesía que se cierra sobre sí mismo sino que trata de ser comunicación a través de esa intimidad. Cuando uno explora el territorio propio, explora el territorio de los demás.

--¿Qué encuentra el lector en las reflexiones de este libro?

--Cosas cotidianas, no son anecdóticas, suelen ser más bien estados de ánimo, intuiciones, reflexiones sobre formas de ver la realidad, los objetos, las relaciones humanas... La relación del escritor con el mundo, con su alrededor, con sus seres queridos y consigo mismo.

--Habla usted de la realidad, de la relación del escritor con el mundo...

--Creo en la radical humildad de la poesía. Los poetas no podemos cambiar el mundo, pero sí nuestras formas de acercarnos al mundo, que quien nos lea se sienta acompañado o pueda reconocerse en esas intimidades intercambiables.

--¿Pero cómo ve la realidad?

--Como cualquiera: compleja. Veo que a la realidad le falta lentitud, humanizar la vida de las personas, eso que hemos perdido con los sistemas informáticos. Me parece que nos falta volver a las relaciones humanas, al paseo, al diálogo. La vida no es solo obsesión por el trabajo o la mera diversión. Aspiro a las relaciones humanas, donde prime el afecto y la confianza y que la poesía sea una forma más de hablar en voz baja y acercarnos los unos a los otros.

--¿Cuándo uno hace un recopilatorio significa que su próximo libro será una transformación?

--A la edad que nos viene es muy difícil que uno pueda escribir de otra manera. Asumo que mi escritura va por ahí y no tiene sentido distorsionar la voz. Recopilar mi obra me ha servido para hacer una relectura y una reevaluación, para tener conciencia del camino de todos estos años y saber que tengo que seguir llevando este camino porque lo que he escrito no me disgusta.

--Eso es un logro...

--El libro tiene mínimas correcciones. Asumo y firmo con tinta nueva poemas que escribí hace 25 años y, sí, eso me parece un logro. Esos poemas los podría haber escrito hace una semana.