Antonio Rebollo Mogollón ha sido, sin duda, el ganadero cacereño del entorno de la falda de La Montaña que más ha luchado para que las reses de todas las fincas de esta zona cumplan las medidas sanitarias pertinentes. El problema lo llevaba padeciendo desde hacía años, pero no fue hasta el pasado 1 de diciembre cuando llevó su lucha a los tribunales para que se pusiera solución a lo que él siempre consideró una injusticia.

Ahogado por la amenaza de la tuberculosis, Rebollo veía como vacas enfermas, según indican los análisis efectuados por la Junta, entraban en su explotación y ponían en peligro su ganado, examinado y con los crotales que exige la normativa actual. Aunque muchos otros padecían el problema, él ha sido un improvisado portavoz de una historia que, de momento, ha tenido un final, si no más feliz sí al menos más justo. M. A. MUÑOZ