Hay circunstancias en las que una persona se queda absolutamente sin nada, sin dinero para comer, para pagar la luz, el agua o ni siquiera para pagar un techo donde dormir. Cada vez son más frecuentes estos casos en la capital cacereña donde, como ya publicara este diario, ya son 4.000 personas las que necesitan ayuda para alimentarse y donde los colectivos de acción social han duplicado --en algunos casos se ha triplicado-- el número de familias a las que atienden.

El Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imas) ha concedido en lo que va de año 171 ayudas de primera necesidad, un desahogo para muchas familias. De ellas, 169 son ayudas de urgencia y solo dos pertenecen a la subvención específica para pagar el agua, ayuda que inició este año el ayuntamiento debido ha aumentado un 40% la factura por los intereses municipales --ahora se paga un 40% más por otro impuesto, esta vez de la Junta de Extremadura--.

CAMBIO DE PERFIL El número de personas que solicitan acceder a estas subvenciones ha aumentado y el perfil al que se dirigen ha cambiado ligeramente: "Muchas son personas normales, trabajadores de toda la vida que están en el paro y no tienen cómo alimentar a sus familias", explica la concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera, que asegura que ha atendido directamente casos como éste en varias ocasiones el último año.

Estas ayudas sirven de apoyo para pagar el agua, la luz, la hipoteca, el alquiler, la comida o incluso la leche materna. "Hay mucha gente que viene solicitando la ayuda porque el mes anterior no ha podido pagar la hipoteca y temen perder su casa. Otros porque una madre no tiene ni siquiera para dar leche materna a su hijo", asegura la edil, Marisa Caldera.

Para poder acceder a estas ayudas de urgencia lo más importante es la renta familiar, que no puede superar el 75% del salario mínimo interprofesional, es decir, los ingresos no pueden ser superiores a 483 euros. Por cada miembro de la familia esa cantidad se puede incrementar hasta el 8% --con un máximo de siete miembros--. "Estos criterios pueden ser flexibles dependiendo de la situación de cada persona. Un trabajador social valora cada caso individualmente y se concede la ayuda conforme al informe que emita el técnico. Puede haber una familia que no cumpla el requisito de los ingresos pero que por su situación personal reciba la ayuda", especifica Marisa Caldera.