Recorriendo nuestra extensa red viaria a uno no deja de sorprenderle el buen estado de salud del que goza. Y si no, prueben a hacer un recorrido por las carreteras de las provincias de León, Zamora o Salamanca. Mas ´como en casa del herrero los cuchillos son de palo´, junto a ese esmerado cuidado con el que se trata el firme, también se cometen ´atropellos´, en forma de sinsentidos.

En el norte de la verde y hermosa provincia de Cáceres, no son las carreteras quienes bordean las montañas, sino que es la propia montaña, de la mano de la naturaleza, quien con su largo y bello resplandor alarga sus dedos para acariciar las sinuosas curvas de los caminos.

En estos casos y en algunas carreteras las biondas guían al conductor y le ayudan a trazar las curvas con suavidad. Pero, ¡ay!, ahí te encuentras de repente con los quitamiedos que desgraciadamente aún hacen falta en algunos lugares y que por el contrario colocan sin razón técnica en otros. Es el caso de Pinofranqueado, donde te encuentras de sopetón con tramos de carretera cuya altura pide a gritos una mayor protección para vehículos y viandantes, mientras que por el contrario hay otras protecciones malgastadas en lugares inverosímiles, tras haber sido colocado colocadas --sin ninguna justificación técnica--, a la puerta de empresas o de las viviendas.