Las autoridades extreman el control del agua en las fuentes tradicionales al no ser apta para el consumo humano. Cuatro se mantienen todavía vigentes --Aguas Vivas, Fuente Fría, el Corcho y La Madrila--, aunque cumplen también una función ornamental.

Como medida de prevención, el ayuntamiento han instalado carteles junto a las fuentes advirtiendo de que el agua no es potable. En este sentido, expertos municipales señalan que existe un posible riesgo de contaminación al proceder de manantiales y quedar fuera de la red de distribución de la ciudad.

Es el caso de Fuente Fría donde, a pesar de realizarse controles periódicos, pueden producirse filtraciones de los pozos ciegos situados en la zona de La Montaña y cualquier otra eventualidad. Debido a esta posibilidad, el consistorio advierte a los ciudadanos de que este agua no es apta para el consumo humano. El Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano, deja bien claro que el líquido elemento de las fuentes naturales debe cumplir los parámetros de la calidad establecidos por la ley.

GARANTIA DE SALUD Estos criterios se aplicarán a todos aquellas aguas, independiente de su origen y del tratamiento de potabilización que reciban. Los valores se basan principalmente en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y en motivos de salud pública aplicándose, en algunos casos, el principio de precaución para asegurar un alto nivel de protección de salud de la población.

En este sentido, Rafael Valiente, inspector jefe de los servicios municipales, explica que este aviso radica en que el agua de las fuentes "no está clorada como la del grifo" y añade que debe cumplir con los requisitos marcados por la normativa. "Por esta razón no puede tener la titularidad de potable", afirma.

El control del agua de las fuentes corre a cargo de la farmacia municipal y se realiza periódicamente con el fin de analizar sus condiciones ante las posibles alteraciones que pudiera sufrir.