WEw l concejal de Hacienda y Patrimonio del Ayuntamiento de Badajoz, Nicasio Monterde, ha manifestado su voluntad de abandonar la corporación por desavenencias internas. En declaraciones a este periódico, el edil ha asegurado que la decisión de irse del consistorio es firme y que solo queda por despejar la incógnita de cuándo lo hará. Tanto si se va pronto como tarde, lo cierto es que Monterde ha provocado la mayor crisis en los 12 años que Miguel Celdrán lleva gobernando Badajoz, por mucho que el concejal Ramírez del Molino lo niegue siguiendo una máxima política común a todos los partidos e inexplicable para la mayoría de los ciudadanos, que es la de resistirse a admitir cualquier conflicto interno aunque sea tan evidente que solo un ciego no lo vea,

Nicasio Monterde ha provocado una crisis de ese nivel por varias razones: por el peso político del concejal; por el origen de sus desavenencias con algunos miembros, también importantes, del grupo municipal; y por la fecha que ha escogido para hacer pública su salida.

Monterde no es un concejal cualquiera; es el que ha marcado la política económica del gobierno popular desde que el PP accedió al poder en el año 95. Los resultados de su gestión son, en general, reconocidos más allá de su grupo político y por muchos ciudadanos. Estos resultados, que a grandes rasgos se resumen en una disminución en 4.000 millones de pesetas de la deuda municipal (la recogió con 14.000 millones y está en 10.000) y, sobre todo, en la ordenación de la misma, encauzándola hacia deuda con los bancos a largo plazo, seguramente serán esgrimidos en la inminente campaña electoral, por el grupo que ahora tiene intención de abandonar, como uno de los avales por los cuales los ciudadanos deberían votar al partido popular.

Monterde, además, ha apareciedo ante los vecinos como el damnificado de asuntos polémicos --un ejemplo, el del Canal de Badajoz--, en el que no ha jugado ningún papel y, a pesar de ello, no ha encontrado en el seno de su grupo el apoyo que demandaba. Hay, en este sentido, mucho de despecho en la salida de Monterde, que ha jugado el papel de ´patito feo´ en el gobierno, sin que el alcalde haya logrado enaltecerlo como el concejal cree que, por su gestión, merece. A ese perfil del despechado responde lo que puede considerarse ´la gota que colma el vaso´ en esas desavenencias: la negociación con la Caja de Badajoz sobre la permuta de terrenos para que la entidad de ahorros pueda construir junto al Puente Real su nueva sede. Un asunto de Patrimonio, puesto que el suelo es público, que sin embargo ha llevado el departamento de Urbanismo y que, cuando haya que llevarlo al Pleno, debería presentarlo Monterde, a pesar de que su departamento no lo ha negociado.

Todos los partidos están ya inmersos en una intensa precampaña. La salida de Monterde, en este sentido, no puede ser más inoportuna para el grupo municipal del PP. Termine el concjela formando una candidatura propia o no, este episodio pasará factura a Celdrán. Que sea mayor o menor dependerá de la actitud que adopte la dirección del PP y el alcalde, que hasta ahora, al menos, ha manejado el asunto con inteligencia, intentando evitar un enfrentamiento que irritaría a muchos ciudadanos en su contra.