Suena a broma pero no lo es. Nada menos que al consulado de Hungría tendrá que recurrir el Ayuntamiento de Cáceres si quiere que la sede vecinal de Hispanoamérica abra sus puertas. Es una vuelta de tuerca más a un culebrón que se remonta al año 1995, fecha en que la asociación de vecinos reclamó una actuación históricamente gafada por parones, retrasos administrativos y contratiempos.

El del consulado es otro más, aunque, eso sí, es el que le ha puesto la guinda al pastel. El concejal de Obras, Víctor Bazo, lo explicaba ayer a este periódico (también asombrado, claro). La empresa Incoc, a la que se le adjudicó la actuación, entró en concurso de acreedores y dejó los trabajos al 92% de su ejecución, pendiente de unos 23.000 euros para poder finalizarla.

A partir de ahí, en el mes de junio el ayuntamiento comenzó la resolución del contrato a través del Consejo Consultivo de la Junta de Extremadura, que aceptó dicha resolución. El siguiente paso era notificarla tanto a la empresa constructora como al avalista para que pudieran presentar alegaciones si así lo estimaban oportuno. A la empresa se le notificó sin que ésta presentase alegación alguna. Pero el problema surgió con el avalista, a quien hasta el momento ha sido imposible comunicárselo porque tiene su sede en Hungría.

Así las cosas, el ayuntamiento decidió parar un proceso que ahora vuelve a retomar a través del consulado de Hungría, con quien se iniciarán conversaciones para la localización del avalista. Según explicó Víctor Bazo, se deberá esperar al menos tres meses para resolver el contrato. Pasado ese plazo, el ayuntamiento será el encargado de terminar la obra con los 23.000 euros de ejecución que no se abonaron a la empresa y con los 20.000 que se obtienen de la fianza. De manera que al menos este año será prácticamente imposible que Hispanoamérica cuente con su sede, que deberá esperar a 2018, aunque tampoco se ha podido establecer una fecha exacta.

Sin duda, una obra maldita, cifrada en 383.388,83 euros y que no termina de ver la luz. Ayer, fuentes vecinales insistieron en la necesidad de que se agilicen los trámites. El presidente de la asociación, Raimundo Medina, indicó que ha solicitado una reunión con la alcaldesa, Elena Nevado, para conocer de primera mano en qué situación se encuentra el proceso burocrático.

Lo cierto es que a la sede solo le quedan algunos remates, pero hasta para eso se está haciendo de rogar. Es la historia de un edificio que comenzó en un barrio cacereño y que terminará algo más lejos, en Hungría.