Decía ayer en su perfil de Facebook el periodista cacereño de Onda Cero Vicente Pozas: «Adiós a las letras, pregunten a los técnicos municipales. Tecnocracia vs cordura. ¿Inmovilismo o catetura?» Y es que resulta curioso que mientras en la ciudad abundan los grafitis por doquier en las fachadas o, por ejemplo, hay decenas de solares donde crece el pasto de forma indiscriminada, las a veces duras exigencias del plan especial impiden que una creación artística como esta pueda lucir en la parte antigua. Las letras alegóricas de Cáceres que la familia Blanco Cava, propietaria del restaurante Eustaquio Blanco, había instalado en la fachada de la casa que ha adquirido en la plaza Mayor, han tenido que ser retiradas.

Fue el pasado martes cuando las letras, obra del artista Javier Remedios, se colocaron en la fachada de la casa que durante años albergó la Farmacia de los Escribano. En la parte alta de ese edificio los Blanco abrirán un restaurante, el local de abajo se alquilará. Yolanda Blanco, portavoz en este caso de la familia, indicó que pensaron en realizar este cerramiento provisional para evitar el impacto visual que provocaba la fachada en su origen. Y para ello contactaron con un artista como Remedios, que realizó una obra muy original y llamativa.

Sin embargo, los Blanco recibieron una llamada de los técnicos del ayuntamiento, que les informaron de que al tratarse de un edificio singular dentro de la plaza Mayor, «cualquier intervención requiere de unos permisos especiales. Tenemos que solicitar este permiso y esperar a que nos lo acepten, o no...», explicó Yolanda Blanco, que confirmó que colocaron las letras sin solicitar la autorización. El artista Javier Remedios, bastante sorprendido tras lo ocurrido, se limitó a decir: «Aquí haces una cosa y enseguida...»