El ayuntamiento tenía al cierre de 2016 una deuda de 32,7 millones de créditos con capital pendiente de amortizar (21,5 millones) y de obligaciones del presupuesto, tanto del de 2016 como de anteriores, (11,1 millones). Esos 32,7 millones no son el total del débito, dado que hay que sumar el de los acreedores por operaciones pendientes de aplicar al presupuesto, dato que no se avanzó en el adelanto que el gobierno dio el jueves de los resultados de la liquidación de 2016 (al cierre de 2015 la deuda de las operaciones pendientes de aplicar al presupuesto ascendía a 5,3 millones).

La deuda por obligaciones presupuestarias es la más baja de la década, se pasa de 36,7 millones en 2010 a 11,1 en la liquidación de 2016. En este apartado es donde se dan los mejores resultados.

En el débito por operaciones de crédito se está en cantidades parecidas a las de los tres años anteriores (en los que se estuvo entre los 23,4 millones de 2014 y los 22 de 2013 y 2015) y por debajo de la deuda de 2010 y 2011 cuando se superaron los 30 millones al ser los primeros años del plan de saneamiento de 2009.

Los 21,5 millones de deuda viva de créditos al cierre de 2016 se reparte entre cuatro préstamos con bancos (Sabadell, BBVA, CaixaBank y Santander) y un quinto con el Ministerio de Industria. Los 21,5 millones se incrementarán cuando se concierte el nuevo préstamo autorizado por Hacienda por un máximo de 17,5 millones para afrontar el pago de sentencias, cantidades no previstas en presupuesto, aunque la de mayor importe (la demanda de Acciona de 9 millones) se ha ganado en la primera resolución judicial.

De los datos de la liquidación de 2016 destaca que es el segundo año seguido con remanente de tesorería positivo después de que en los once años anteriores se cerrase con déficit.