Estaban los miembros del equipo de gobierno encabezados por la alcaldesa, Elena Nevado, responsables del Seprona de la Guardia Civil, de la policía local y representantes de la hostelería de las zonas de Pizarro y La Madrila. Pero a los vecinos ni se les vio. Es llamativo que ningún representante vecinal acudiera ayer a participar en el estreno de la Mesa del Ruido, uno de los problemas de los que probablemente más se haya escrito en la prensa cacereña de los últimos 25 años. Al responsable vecinal de La Madrila, Miguel Salazar, le surgió un problema de fuerza mayor y en el último momento excusó su presencia. Los de Pizarro dijeron que no les había llegado bien el correo (y eso que estamos en la era de la tecnología) y cuando el ayuntamiento quiso hablar con su resposable, Pepa Bargón, se encontraba camino de Madrid, según confirmó a este diario el concejal de Seguridad Ciudadana, Rafael Mateos.

El edil dijo, no obstante, que al término del encuentro consiguió contactar con los líderes vecinales, quienes mostraron «su disposición a participar en dicho órgano». ¿Cuáles serán los objetivos de la Mesa del Ruido? «Será un mecanismo que adoptará medidas tendentes a conciliar el derecho al ocio con el descanso y en la que vecinos, hosteleros y técnicos aporten sus ideas y den cumplimiento a la normativa. Se trata de atender todas las necesidades. Si los vecinos se quejan de las molestias, si los hosteleros preguntan por qué no se les conceden licencias en determinadas áreas...», explicó Mateos.

El acuerdo que se ha adoptado en la primera sesión es el de convertir la mesa técnica en un consejo sectorial del Ruido, que se constituirá mediante acuerdo plenario con la aprobación de un reglamento de funcionamiento, según detalló el ayuntamiento en una nota de prensa. En dicho consejo estarán representados todos los colectivos convocados a la mesa, además de representantes de los distintos grupos municipales y técnicos del ayuntamiento que sean competentes en la materia «para que sea una mesa con una representación más amplia», continúa el comunicado.

El objetivo de esta forma jurídica de consejo sectorial es poder contar con un mayor refrendo normativo a la hora de tomar sus acuerdos, puesto que está reconocido en el Reglamento Orgánico Municipal.

La alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, ha destacado la importancia de la creación de este nuevo órgano a la vez que ha abogado por la necesidad de aportar propuestas «conjuntas» que ayuden a paliar los efectos de las emisiones de ruidos. Nevado ha defendido que la acción sea «activa» por las partes implicadas para seguir trabajando en la convivencia de todos.

¿Pero servirá para algo la Mesa del Ruido? Desde luego es igualmente llamativo que no estén en ella los grupos municipales que componen el ‘hemiciclo’ cacereño. «No, no estamos, se decidió así y no podemos participar en esas mesas», dijo ayer el concejal socialista Andrés Licerán. Es precisamente Licerán el que abogó porque esta mesa se constituya para que tenga sus efectos. «La mesa se celebraba en tiempos de Carmen Heras, pero llevaba muchísimo tiempo sin volver a convocarse. Es que al final la mesa funciona si es el espacio al que los colectivos afectados acuden y es en ella donde deben nacer las soluciones para alcanzar una verdadera concienciación».

HOSTELERÍA / ¿Qué opinan los hosteleros? Ellos sí acudieron a la cita. «No sé qué decir», respondía Agustín Nieto, de la zona de Pizarro. «No entendemos que los vecinos no hayan acudido, yo pienso que hablar es mejor que enviarnos a la cárcel. Tanto quejarse de que es una zona turística, de que molestamos y luego no asisten».

De hecho, fue el pasado enero cuando un compromiso por escrito avaló que los bares de la calle Pizarro están dispuestos a poner freno al ruido. La Asociación de Hostelería Zona Pizarro Monumental, que preside Agustín Nieto, firmó el código ético elaborado por la Confederación de Empresarios de Turismo de Extremadura (Cetex) en el que se compromete a reducir el ruido que genera su actividad, a través de medidas como cerrar a la hora que indica la ley y de otras prácticas como impedir que se saquen las copas a la calle, concienciar a los clientes del problema que genera el ruido en la calle o tirar la basura de forma rápida y silenciosa.

Se trata de unas medidas a las que se están sumando diferentes empresas relacionadas con el turismo de ocio nocturno. «El sector genera un gran número de empleo en nuestra región y queremos demostrar nuestro afán de colaborar con los vecinos», dijo Nieto. «Lo hacemos en aras del interés general y como medio para conciliar los distintos intereses de empresariado y ciudadanos residentes», añadió.

El código contempla, en primera instancia, el cumplimiento de la legislación vigente, con especial atención a las limitaciones acústicas y el horario de cierre. A estos efectos, se sustituirán los limitadores de potencia y sonómetros obligatorios en los equipos de música y megafonía, que resulten obsoletos o deficientes, por otros de nueva generación. Además, se colaborará con los servicios de limpieza de apoyo para el aseo de portales y locales anexos a los locales comerciales y, muy especialmente, se observará la normativa sobre el aseo del espacio público destinado a la instalación de veladores.

En la medida de lo posible se llevará a cabo el almacenamiento de sólidos dentro del propio local, adecuando su extracción y depósito dentro de los pertinentes contenedores en horario que menos perturbe el descanso de los residentes y haciéndolo de modo rápido y lo más silencioso posible. El código insiste en que «bajo ningún concepto se depositarán residuos en la vía pública, siempre que existan físicamente contenedores en la calle para su depósito».

No obstante, para que esta corrección resulte eficiente en las zonas afectadas por contaminación acústica, el código considera que se hace necesaria la participación activa del ayuntamiento, para que flexibilice y establezca en estas zonas sensibles los sistemas y horarios de limpieza y de recogida de residuos, teniendo como objetivo no solo el cumplimiento de su servicio sino también el descanso de los residentes. Los hosteleros realizarán, igualmente, un esfuerzo en concienciar a los clientes del problema que genera el ruido en la vía urbana. A tal efecto, atenderán al Derecho de Admisión en los casos más graves. Voluntad hay, ahora queda que la Mesa del Rudo funcione.