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El consistorio cacereño demandará a Renfe el vallado urgente de las vías en todo el tramo urbano, desde Castellanos hasta La Esperanza (aproximadamente tres kilómetros). Este último barrio volvió a denunciar ayer en EL PERIODICO la falta de un cerramiento que aísle el trazado ferroviario de las viviendas de protección oficial, situadas a escasos metros. El concejal de Obras, José Joaquín Rumbo, visitó la zona durante la mañana de ayer acompañado por operarios municipales, y transmitió su intención de pedir a Renfe un cerramiento que garantice la seguridad de ciudadanos y viajeros.

"El ayuntamiento sí instaló una valla cuando se entregaron los pisos, pero desapareció por partes hasta que no quedó nada. Vamos a recordar a Renfe que tiene esta asignatura pendiente", explicó Rumbo. De hecho, la Ley de Ordenación de Transportes obliga a las empresas ferroviarias a instalar cerramientos cuanto atraviesen cualquier zona urbana o urbanizable programada, aunque no indica plazos.

La primera petición del ayuntamiento a Renfe tuvo lugar en febrero del 2002, a raíz de un accidente del Talgo en Aldea Moret. Cuatro meses después la compañía dio el sí y pidió un informe de los técnicos municipales. El consistorio remitió una propuesta que incluía dos pasarelas elevadas de peatones sobre el futuro vallado (en La Cañada y en el paso a nivel junto a La Esperanza), pero desde entonces no se han dado más pasos.

Por otra parte, Joaquín Rumbo achacó las balsas de agua que se forman en La Esperanza a "las gamberradas que se realizan en los tragantes, donde periódicamente encontramos piedras, tornillos, maderas y hasta grandes botellas de agua que tapan los conductos", explicó el concejal, que aclaró que "el alcantarillado tiene capacidad para absorber la lluvia". Por último, pidió la colaboración ciudadana para evitar éstas y otras acciones.