Las reacciones al anuncio de cierre del Centro de Acogida de Menores Julián Murillo, previsto por la Junta de Extremadura para el año 2007, no se han hecho esperar. Ayer, la concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Cáceres, Basilia Pizarro, lamentó la decisión del gobierno autonómico y pidió a la administración que retome las negociaciones con la diputación para garantizar la continuidad de este servicio, que atiende y da protección a niños de 0 a 6 años.

Pizarro dijo que aún quedan dos años por delante y que confía en que "se pueda replantear porque este centro realiza una gran labor y su desaparición supone un servicio menos que se prestará en la ciudad". La edil recordó el trabajo que desarrolló el expresidente de la diputación por UCD, Jaime Velázquez, creando el Julián Murillo "y uniendo a hermanos que estaban dispersos en varios centros y que pudieron reencontrarse".

A la reacción del ayuntamiento se sumó también la de las fuerzas sindicales. Marisol Verde, de UGT, dijo que el centro cuenta con un personal "sobradamente cualificado" y exigió su permanencia. "Es un centro modelo en España y un punto de referencia como centro de urgencia". La representante sindical tildó de "injusticia" la decisión.

Por parte de CCOO, Marisol Salazar, mostró su sorpresa tras conocer la noticia y consideró que Cáceres "debe tener un centro de este tipo, puesto que la Junta de Extremadura --subrayó-- ya cerró el García de Paredes".

Desde CSI-CSIF, Angeles Suero, dijo no entender los motivos que llevan al cierre y solicitó garantías para los trabajadores.

El Julián Murillo es un centro dependiente de la Junta aunque las nóminas de sus trabajadores las paga la diputación. El fin del convenio suscrito entre ambas administraciones se ha solucionado con el anuncio de cierre.