Se fijan en un jubilado. Estudian sus movimientos. Lo vigilan de cerca cuando va a una entidad bancaria. Controlan la cantidad de dinero que saca. Lo siguen por la calle. Cuando llega el momento propicio, le arrojan pintura roja con un spray sobre la cabeza. Al instante se ofrecen a limpiarle la mancha con extrema amabilidad: lo introducen en un portal o lo apartan a un rincón, le quitan el dinero y huyen.

Los bandidos de la mancha han escogido Cáceres para sus fechorías. En el último mes han actuado en dos ocasiones. La primera fue el 25 de septiembre. El suceso ocurrió en la calle Casas de Cotallo, popularmente conocida como la cuesta del Gran Teatro . La víctima fue un anciano de 86 años que acababa de salir de su banco con 400 euros. Los presuntos autores eran dos hombres y una mujer de entre 45 y 50 años y de estatura baja. Ella era rubia.

BOTIN SUSTANCIOSO

El segundo timo ocurrió el pasado miércoles, 22 de octubre, en la calle Viena. Esta vez el botín fue más sustancioso (1.500 euros) y la víctima, algo más joven: 79 años. Los bandidos eran dos. Según la víctima, un hombre de unos 30 años y 1.80 metros de estatura y una mujer de alrededor de 25, vestida con una falda y midiendo alrededor de 1.65 metros.

Abordaron al jubilado con el pretexto de limpiarle una mancha que le había caído desde un balcón. De nuevo la amabilidad educadísima precedió al robo alevoso. También en ambos casos coincidió el entorno del atraco: un barrio céntrico habitado por personas mayores.

En el hogar del pensionista, en la pescadería y en la frutería de la Peña del Cura, donde está situada la calle Viena, no se habla en estos días de otra cosa. Entre los numerosos jubilados del barrio reina la inquietud y se está imponiendo la costumbre de que sean los hijos quienes acudan a los bancos para realizar las gestiones que hasta ahora realizaban sus padres.

"Lo que da más miedo es que los timos son siempre a mediodía, con la calle llena de gente, pero se organizan muy bien y nadie se da cuenta del robo", confiesa una señora mayor que acude a comprar asiduamente al supermercado Tambo de Casas de Cotallo. "Aunque lo peor es que el señor que fue atracado aquí ha muerto por culpa de esos badidos", apunta.

El caballero víctima del atraco en Casas de Cotallo estaba enfermo del corazón (tenía implantado un marcapasos). Tras sufrir el timo de la mancha se agravó su dolencia. El pasado jueves fallecía.