El ayuntamiento propone que la Consejería de Presidencia conceda autorización extraordinaria a los bares para celebrar conciertos. Pero, vamos a ver, o el local reúne las condiciones legales para organizar conciertos, y entonces no necesita autorización extraordinaria, o no lo está, y por lo tanto no se le puede conceder ninguna clase de autorización ni parlantes de las doce. Porque a esas horas, aunque al ayuntamiento le extrañe, hay gente leyendo, preparando oposiciones, charlando. Incluso enfermos. Prueben los concejales a llevar a cabo por una vez esas tareas en un piso situado encima de un bar de conciertos no insonorizado.

Una política de hacer oídos sordos tiene estas consecuencias. Han dejado en la inseguridad jurídica a los propios empresarios pues al permitirles organizar conciertos sin los requisitos imprescindibles siempre estaba sobre ellos la amenaza del cierre. Y, sobre todo, tienen cabreados, pero que muy cabreados, a los vecinos con quienes acaso se vean en los tribunales.

En la actualidad disponemos de muchas técnicas que permiten insonorizar. ¿Están al alcance de cualquier bar? ¿Y los demás requisitos (aforo, salida de emergencia)? Háganse muchos conciertos pero háganse respetando a los demás.