En Cáceres los bares que triunfan realmente son en los que se discute de fútbol. Sí, se discute. Con acaloramiento, con pasión. Como en este país todos creemos saber sobre este deporte, todos opinamos. Y todos creemos tener razón. Y no siempre nos asiste.

Tenemos un problema en el catovismo . Y es que nos importa mucho más lo que hagan el Madrid, el Barça y el Atlético que lo que haga el pobre Cacereño, club estandarte de la región en resultados deportivos. El CPC, con sus altos y sus bajos, con sus miserias y con sus triunfos, lleva un par de años muy cerca de jugar una fase de ascenso a Segunda División. En éste tampoco será, pero su trayectoria es digna. Y su olvido, antológico, por razones en los que sería muy prolijo entrar.

Pero ahí estamos. Discutiendo que si Messi está dopado, que si Ronaldo es un chulo o que si Diego Costa no debería jugar con La Roja. Ahí se junta el personal para ver Canal Plus y vivir acaloradamente partidos que, en realidad, no nos incumben.

Hay 'bares, qué lugares tan gratos para conversar' --Gabinete Caligari dixit-- y no sólo sobre fútbol que sería injusto particularizar en algunos. Haberlos, los hay, y cientos. Pongo un ejemplo: ahí estoy con Guillermo (Alconétar, plaza de los Maestros), en medio de una quiniela que este buen tipo ha colocado para desdramatizar: con 4 dobles, el boleto tuvo un total de ¡0 aciertos! Pero a Guillermo, me consta, le gusta y sabe de fútbol.