El horario de invierno que aplica la Junta de Extremadura en virtud del decreto de 1996 se inicia a partir de hoy, 1 de octubre, y estará en vigor hasta el 31 de mayo. La aplicación de la normativa supone que los bares cacereños tendrán que cerrar entre media y una hora antes, justo en el período en el que Cáceres se llena de jóvenes universitarios. El horario, según confirmó ayer el concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana, Santos Parra, empezará a regir desde esta madrugada. La policía local y el Cuerpo Nacional de Policía velarán por el cumplimiento de la ley del gobierno regional.

Esto quiere decir que los bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad tendrán que cerrar a las dos de la madrugada, los salones recreativos y de juego lo harán a las once de la noche, los bares especiales, a las tres, y las discotecas, a las 04.30. Este horario se aplica los viernes, sábados y vísperas de fiesta. El cierre diario deberá producirse media hora antes en todos los casos.

La puesta en marcha de esta normativa ha vuelto a disparar la queja hostelera. Gerardo Barredo, presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de Extremadura, recuerda que a partir de esta noche "la situación empeora". Barredo volvió a reclamar a la Junta que inicie los trámites para equiparse a otras ciudades como Córdoba, Sevilla y Huelva, y anunció que solicitará una reunión con la Consejería de Presidencia.

En la misma línea se expresa César Martín Clemente, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería, que representa a 800 industriales del sector. "La Junta no quiere cambiar el horario, quieren ser más papistas que el Papa . Afecta a nuestros bolsillos, al desarrollo de la ciudad, al turismo. Nadie pone remedio y vienen menos estudiantes: los números de la Uex lo dicen y los pisos vacíos también lo dicen", señala Martín.

A PIE DE BARRA Pero además de los representantes del sector, también los dueños de los establecimientos viven en primera persona las consecuencias de la restricción horaria. Agustín Nieto Yiyo , responsable de Belle Epoque (General Ezponda) dice que pierde dinero: "el verano no se ha ido y cambiamos el horario. Aumentarán los botellones ".

Emilio Cabreros, uno de los propietarios de Ivanhoe (plaza de Albatros) advierte de que en los últimos años la situación ha empeorado. "De 12 camareros hemos pasado a seis. Hay pérdidas de un 20%. En verano ha habido sábados que hemos hecho 300 euros de caja".

En la plaza Mayor sucede lo mismo. Jesús Sansón, de El Extremeño, subraya que las pérdidas se sitúan entre el 30 y el 40%. Dueños de discotecas de la ciudad opinan que el horario se queda corto.