A Isidoro Crespo, de 44 años, muñequera de pinchos y camiseta negra de Mago de Oz, le gusta el heavy desde los 18. Lleva más de 20 años recorriendo festivales maceta de cerveza en mano. Ha venido desde Montijo a Cáceres a ver a Obús y Baron Rojo, dos de sus bandas favoritas. El fue ayer uno de los espectadores que desafiaron al calor en la primera jornada del Festival de Oeste que, a pesar de la escasa asistencia de público a los conciertos de la tarde, había vendido 2.500 entradas hasta las 21 horas, según informó la organización. Al cierre de esta edición, Barricada inauguraba la primera edición con un concierto que estaba previsto en el escenario Hendrix hasta la una de esta madrugada y que daría paso a Sherpa y Obús, los otros dos platos fuertes del estreno.

Pero antes de que llegara la noche, el acontecimiento musical del verano en la capital cacereña había tenido que soportar más de 30 grados de temperatura en el ferial desde que la música comenzó a sonar a las 15 horas en el escenario del hípico. A pesar de una ligera brisa y la carpa gigante que sirvió de cobijo, los espectadores no respondieron al buen sonido que ofrecieron las bandas que fueron desfilando por esta plataforma en la que tuvieron especial protagonismo los grupos extremeños. De Ninguna Manera, Kaxta, K-tólicos, Dedo Corazón y Cross Ahead se dejaron la piel y demostraron la buena salud de la cantera regional.

ACAMPADA Si en el interior del hípico, único de los tres escenarios que funcionó durante toda la tarde, la respuesta del público fue muy floja con apenas un centenar de espectadores por concierto, la zona de acampada presentaba el ambiente de un festival de verano: las tiendas de campaña buscando la sombra de los árboles y los jóvenes refrescándose contra el calor con bebidas y los aspersores en altura que funcionaban como microclimas. El asfalto de las calles del ferial quedaba para los más valientes, aunque con una ocupación mínima.

Y es que hasta que no cayó un poco el sol los espectadores no se atrevieron a acercarse al hípico donde la cerveza y el calimocho, a seis euros en mini de plástico y a trece el de combinado, habían ayudado a mitigar el calor.

Con La Leñera, grupo madrileño de versiones de Leño, el escenario del hípico empezó a ganar más público. Quedaban los cabezas de cartel de la primera jornada y el Festival del Oeste solo acababa de comenzar. A Isidoro Crespo, el heavy de Montijo, le quedaba su cita con Obús. Para la segunda jornada de hoy están previstos 31 conciertos.