La primera asociación de vecinos que en los últimos meses solicitó mayor control municipal sobre las heces de los perros fue Zona Centro. Su presidenta, Roser Gruart, se refirió especialmente al área de la plaza de la Concepción, donde hay un parque en el que abundan los excrementos.

Hispanoamérica también ha hecho mención a las heces de los perros como un problema serio, que afecta a las aceras del barrio y a sus zonas verdes. Su presidente, Raimundo Medina, ha exigido soluciones.

Lo mismo ha hecho Juan Meneses, de la plaza de Italia, que ha definido este asunto como "el mal de la barriada". El barrio de Antonio Canales fue el primero que contó con un pipi-can, que inauguró el alcalde, José María Saponi.

Miguel Serrano, presidente de la Asociación de Vecinos de Moctezuma, ha reclamado igualmente que el consistorio realice controles más estrictos.

Los excrementos de los perros, en contacto con los humanos, pueden acarrear diarreas y anemias. Los expertos solicitan la aplicación de las medidas de higiene.