Una de dos, o en Cáceres todos son pablistas o no hay ni un errejonista. Al menos eso evidenció ayer una ciudad en la que la pugna por el liderazgo nacional de Podemos que se disputa este domingo en Madrid no sedujo. Eso sí, las intenciones eran buenas. Allí estaban los miembros de la corriente ‘Recuperar la ilusión’ que encabeza Íñigo Errejón; se reunieron en el Ateneo, donde habían convocado un acto informativo: Tania Sánchez, diputada de Podemos en el Congreso, Jorge Lago, director del Instituto 25-M, Carmen Romero, estudiante extremeña de Ciencias Políticas en la Complutense, y Pablo Iglesias Fernández, joven de Don Benito, activista LGTB y miembro de la formación morada conocido como el Pablo Iglesias de Extremadura. Todos ellos hablaron ante un paupérrimo auditorio sobre lo que a su juicio debe ser Podemos en el futuro.

El escaso eco de la convocatoria, pese a la presencia de Tania Sánchez (una primera espada), no viene más que a demostar la tónica de una sociedad poco dada al activismo, que batalla en la red pero que olvida el cuerpo a cuerpo. Menos mal que aunque pocos, estaban bien avenidos y hubo espacio para la palabra, que siempre es algo muy sano.

A pocos días del congreso de Vistalegre 2, los errejonistas hicieron autocrítica: la descentralización debe ser un hecho real, hay que implantarse en el medio rural, debatir sobre ideas, facilitar el cambio... todas esas cosas que incluye el documento político de Errejón que ayer, con poca fortuna, se presentó en Cáceres. Aún así, estos jóvenes no pierden el empeño: «Nos ha faltado garra, no hemos sabido acercarnos a los más golpeados por el sistema, nos ha faltado llegar a más gente, pero debemos tomar la iniciativa, demostrar que somos capaces de gobernar», decían ellos. Seis personas los escuchaban con atención. Por algo se empieza...