La Ribera ha generado durante siglos una horticultura con sabor propio. Eran famosos sus repollos para el buche, las ciruelas claudias, las lechuguitas de mayo o las berzas. Y todo ello en un proceso de lo más ecológico, sin transgénicos ni fitosanitarios. En definitiva, del Marco a la mesa. Pero la Ribera fue mucho más, fue una auténtica cultura del agua con puentes, acequias, pesqueras, fuentes, batanes, tenerías, telares, molinos y almazaras, una compleja estructura que daba vida a la ciudad. Su agua sustentó a los pueblos que habitaron Cáceres, desde los moradores del Conejar o Maltravieso hasta los romanos, almohades y cristianos.

El nuevo laboratorio hortícola pretende que las orillas del Marco, en la medida de lo posible, vuelvan a recuperar aquella frondosa variedad. Porque con el tiempo las huertas se fueron perdiendo, salvo algunas para autoconsumo y recreo. De hecho, la familia Rebollo es la única que conserva una amplia superficie que sigue cultivando de forma profesional, como explotación agrícola, junto a Ronda Vadillo.

Julio Rebollo, responsable de esta huerta ecológica, siembra cada año calabacines, cebollas, patatas, calabazas, berenjenas, puerros, acelgas, espinacas, escarolas, tomates... "Durante generaciones se han guardado las semillas de un año para otro. Estos productos saben de otra manera, no tienen injertos, son muy naturales y llegan directamente a la venta", explica su hermana, Francisca Rebollo.

Las huertas de la Ribera se han convertido en uno de los pocos testimonios vivos de aquella actividad que llegó a tener la zona. Muchas fuentes se han cerrado con el paso de los años. Concejo daba 15.000 cántaros de agua al día y se regeneraba en una noche. Estaban además la fuente del Rey o del Marco, fuente Fría, fuente Nueva, fuente Rocha o de los Curtidores... También existían pilones que hacían de abrevadero (San Francisco y Vadillo), y unas quince presas o pesqueras de mampostería y sillería. En el cauce hubo hasta veinticinco molinos harineros, de aceite y almazaras.

Por los alrededores del Marco pasaban muchos de los antiguos itinerarios que unían Cáceres con los campos del entorno y con otros municipios: el Camino Viejo a Sierra de Fuentes, a Monroy, a Casar, el de los Carboneros, la calleja de la Dula y de la Mansaborá, el Camino Alto de Fuente Fría... De hecho, a lo largo del cauce se conservan algunos puentes construidos a partir del siglo XVI como el Marco, Huerta del Conde, Fuente Fría, Concejo, San Francisco, Curtidores, Vadillo o puente Nuevo.