Pasillos y escaleras anegadas de agua. Así llevan tres días los vecinos del número 14 de la calle Germán Sellers de Paz, en Aldea Moret. El sábado se reventó una tubería general, desde la que comenzó a brotar el agua. Ha llegado hasta el interior de los pisos; de hecho los vecinos han tenido que colocar mantas en sus puertas para impedir que entre.

Se trata de viviendas sociales propiedad de la Junta de Extremadura. Desde que ocurriera el incidente han intentado que el Ejecutivo autonómico les diera una solución, pero no ha llegado. Sí han logrado que Canal de Isabel II corte las llaves de paso, pero la empresa que gestiona el servicio de aguas en la ciudad no se hace responsable del arreglo. Tras varios intentos ayer a mediodía consiguieron el compromiso de la Junta de solventar el incidente. Ya no aguantan más.

para ducharse y cocinar / «Es un problema porque llevamos tres días sin agua. Hemos tenido que cortarla para evitar que se nos inundara el edificio, pero la abríamos de vez en cuando para ducharnos y para cocinar. Estar tres días sin agua es imposible», asegura una vecina.

En un principio la administración regional les insistía en que el reventón debía arreglarlo la comunidad de propietarios. «Es imposible porque no hay dinero para pagarlo. Aquí la situación es siempre la misma, unos pagan las cuotas y otros no», añade.

No es el único problema que tienen en el edificio. A las dificultades de convivencia debido a que en el bloque residen personas de distintas razas con hábitos muy diferentes, se une la suciedad y el mal estado de las zonas comunes. Los patios comunitarios están plagados de basura; hay vecinos que se dedican a esparcirla desde sus propias viviendas. Esta suciedad ha generado cucarachas y ratas.

«El bloque lo han arreglado ya dos veces, han tenido que pintar y lucir las paredes porque estaba todo destrozado. Muchos seguimos viviendo aquí porque no tenemos otro lugar al que poder irnos», señala esta vecina.

Sin embargo los inquilinos afectados de este edificio no se atreven a denunciar esta situación por miedo a represalias de los otros residentes. De hecho ni si quiera se han atrevido a dar sus nombres a este diario para la información en la que exigen el arreglo de las cañerías rotas.