A pesar de las restricciones en el tráfico que se da en la parte antigua cacereña, las celebraciones de bodas en el recinto amurallado rompen con esta situación y es ya común ver cómo las plazas de Santa María y San Mateo se llenan de coches, precisamente, en los días en que más visitantes hay en esta zona. Está bien que entren los coches de los novios, pero ya entran hasta los familiares más lejanos. En la foto, aspecto que ofrece Santa María durante una boda.