La Iglesia Católica en España a través de la Oficina correspondiente de la Conferencia Episcopal, ha lanzado un año más la campaña que pretende sensibilizar a los católicos de la necesidad de marcar en su Declaración de la Renta la X en la casilla correspondiente. En el último ejercicio del que se tienen datos, la Agencia Tributaría ha publicado que ha habido un descenso en el número de declaraciones marcadas, pero ha aumentado la cantidad que la Iglesia recibe por tal concepto.

Por su parte Caritas Española también aporta su grano de arena en dicha sensibilización, pidiendo marcar no solo la casilla de la Iglesia Católica sino también la de Fines Sociales, ya que dicha práctica no supone que se divida nuestra aportación, sino que se destine a cada una lo que le corresponda. Hay que tener en cuenta que esto no repercute en que tenga que pagar más, sino que se calcula sobre lo que ya Hacienda nos cobra.

Los católicos debemos ser conscientes de las necesidades materiales de la Iglesia, y este es un buen modo (no el único) de ayudarla. Es muy importante conocer que la cantidad que se reciba depende del número de los que libremente decidan poner la X en su sitio. Los responsables de la Iglesia son conscientes (hoy más que nunca) de que en todo lo relacionado con su administración económica, la sociedad le exige ser minuciosamente transparentes a la hora de dar cuenta de todo lo que se recibe, no solo del estado, sino de cualquier tipo de donación. Es necesario trasladar a la opinión pública, con todos los medios a nuestro alcance, la información detallada de a donde va y dónde se gasta desde el primer al último céntimo que se recibe.

La Conferencia Episcopal y casi todas las diócesis (Coria-Cáceres también) han elaborado su portal de transparencia, donde se quiere dar cuenta de todo. Puedes consultarlo fácilmente buscado «portal de transparencia» de la diócesis que quieras y de la propia Conferencia Episcopal. Te invito a que lo hagas y des tu opinión sobre lo que allí aparece. El XIV Sínodo Diocesano que acabamos de terminar (en las proposiciones de la 107 a la 111) nos exige, sin rebajas ni matices de ningún tipo, absoluta claridad en un tema como este. En él nos jugamos, no gran parte, sino toda nuestra credibilidad.