José Manuel Villanueva tiene 47 años y no podrá volver a andar sin la ayuda de unas muletas porque, según afirma, el responsable de Traumatología del hospital San Pedro de Alcántara le ha dejado "cojo para toda la vida". Por ello, ha decidido que denunciará judicialmente en septiembre al Servicio Extremeño de Salud (SES) y al especialista.

Hace unos meses, José Manuel sufrió un tropiezo con el acerado de la vía pública, cuando se dirigía desde su casa de Gil Cordero a su lugar de trabajo, una entidad bancaria de Cánovas. Después de este percance, empezó a sentir molestias en un tobillo y acudió al servicio de urgencias del hospital San Pedro de Alcántara para saber qué le sucedía exactamente. Desde el departamento de Traumatología del hospital se le diagnosticó un "levantamiento del tobillo", que se produjo al sufrir un golpe fuerte en la zona.

Los especialistas, ante esta situación, le dieron dos soluciones: la colocación de una escayola para inmovilizar el hueso y facilitar su curación, o una sencilla intervención quirúrgica que le garantizaba al cien por cien unos resultados positivos. José Manuel eligió la primera opción, porque confiesa que quería buscar una alternativa antes de meterse en un quirófano.

Un més después, el afectado acudió de nuevo al hospital para que le quitaran la escayola y le dieran el alta médica pero, según asegura el afectado, no le explicaron el estado de la lesión. "Sólo me dijeron que necesitaba estar en reposo un mes más", añade. Transcurrido ese tiempo, José Manuel afirma que fue atendido por el jefe de Traumatología del SES, Fernando Ernesto Poo, que preservó que la única solución para que el tobillo volviera a su estado habitual era mediante una cirugía.

BUSCANDO SOLUCIONES El afectado dice que, al día siguiente de la operación, comprobó que no tenía sensibilidad en la pierna derecha, porque no podía mover los dedos del pie. José Manuel sostiene que el traumatólogo le intentó convencer de que esa sensación era solamente un efecto secundario de la anestesia, pero la inmovilidad persistió. "Acudí varias veces a urgencias, pero sólo me recetaban analgésicos, que me calmaban el dolor durante siete u ocho horas", explica. Su familia acudió al SES para comentar la situación, ya que él perdió totalmente la movilidad, pero nadie recibía soluciones. Lo único que consiguió fue que le hicieran unas pruebas con corrientes eléctricas, para comprobar una vez más que la pierna derecha no se movía ni reaccionaba ante esos impulsos.

"El especialista que realizó estas pruebas eléctricas aseguró que el problema estaba en que tenía roto el nervio ciático", dice. Villanueva pidió explicaciones al servicio de Traumatología del SES por la fractura causada en esta zona de la pierna y la única solución que le dieron fue que el nervio ciático había sufrido una fuerte presión en la parte superior de la pierna, con el fin de parar la circulación de la sangre y evitar que bajara al tobillo durante la operación.

SIN RESPUESTA El afectado pidió una segunda opinión, pero fue atendido por Fernando Ernesto Poo, el especialista que le había operado. Según el aquejado, el traumatólogo respondió con excusas llegando a la conclusión de que el nervio ciático "se podría haber roto con la escayola" y no intentó buscar ninguna solución. "El traumatólogo no quería admitir que había tenido una negligencia médica", añade José Manuel.

El siguiente paso que dio el afectado fue acudir al servicio del ciudadano, donde expuso su problema intentando buscar una solución, pero lo único que le aseguran es que el nervio ciático no puede operarse y que se quedará cojo para toda la vida, según palabras del afectado.

Ahora ha decidido buscar ayuda judicial y presentar una denuncia contra el SES y el responsable de que no pueda desplazarse como lo hacía normalmente. Jose Luis Mariñas es el abogado que lleva el caso. "Quiero volver a recuperar la movilidad y continuar valiéndome por mí mismo", recalca José Manuel.

Este periódico contactó con el SES para darle la posibilidad de que el organismo sanitario o el traumatólogo ofrecieran su versión de los hechos, pero el servicio regional de salud declinó esta posibilidad.