Cáceres volvió ayer a cumplir con la tradición y despidió en masa a su patrona, la Virgen de la Montaña, en la procesión de subida al santuario tras los actos del novenario en Santa María. La imagen salió de la concatedral en torno a las nueve de la mañana. La cofradía dispuso a sus hermanos de carga en cuatro turnos de 20 hermanos cada uno. Con túnica azul y capelina blanca cargaban con la talla, que lucía para la ocasión el manto de terciopelo rojo bordado en oro, donado por la Real Cofradía en 1998 y confeccionado por una industria artesana de bordados radicada en Valencia.

La Virgen portaba la corona de diario y desfiló sobre las andas de plata, decoradas por las camareras de ornato, esta vez con clavales blancos. Acompañaban a la imagen el alcalde José María Saponi, los miembros de la corporación municipal, el teniente coronel de la Guardia Civil, Luis Iglesias, y representantes de las fuerzas de seguridad. Tras la imagen se situaban el obispo de la diócesis de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente, y el deán de la concatedral, José Antonio Fuentes. Los miembros de la Banda Municipal de Música amenizaron todo el recorrido.

Los primeros momentos de emoción se vivieron en la calle Fuente Nueva, uno de los puntos de mayor espectacularidad del recorrido y donde se dispuso un altar en honor a la patrona. En la plaza de San Francisco la conocida saetera cacereña Felisa Rodríguez le dedicó una salve entre alabanzas de Viva la Virgen de la Montaña, viva la patrona de Cáceres, viva la cacereña bonita .

LA RECTA FINAL Mira al Río es, tradicionalmente, otra de las calles donde con más intensidad se vive la despedida a la Montaña. Los vecinos también colocaron allí un altar, hecho con alfombras y flores recién cortadas. Como es tradicional se dedicaron varias salutaciones a la patrona, escritas sobre una bandera nacional. Hubo suelta de palomas blancas y, entre aplausos y vítores a la Virgen, las mujeres lanzaron pétalos de rosa desde los balcones, decorados con mantones para el acontecimiento.

Ya en Fuente Concejo se protagonizó el momento de mayor devoción de la procesión. La banda entonó el himno de España mientras el cofrade Rafael Valiente devolvía el bastón de mando al alcalde y, en presencia de la junta directiva de la cofradía que dirige el cardiólogo cacereño Jesús María Larrazábal, depositó un ramo de flores junto a la talla. Tras la Salve de la Montaña , los cacereños cantaron El Redoble y los hermanos de carga bailaron a la Virgen. Los aplausos finales despidieron a la patrona que, a paso ligero, fue trasladada al santuario. Allí fue recibida por el Coro Rociero de Cáceres y hubo misa en la explanada.

Cumpliendo el ritual, los hermanos se citaron en el hoyo , lugar cercano a la casa de ejercicios, donde se recitan poemas, se bebe vino, se comen pinchos, se canta la salve y se reza por los hermanos fallecidos. Por la tarde la Virgen volvió a desfilar en la procesión de bendición de los campos. Aunque el tiempo no acompañó, muchos cacereños salieron al campo.