García Rueda Muñoz de San Pedro era un completo desconocido para la mayoría de los cacereños, hasta ayer. El ayuntamiento, la diputación y la Junta de Extremadura brindaron un homenaje póstumo a este investigador cacereño el día que hubiera cumplido 48 años.

García Rueda destacó por sus estudios sobre el agua, la industria, los oficios y los elementos relacionados con ella, como los molinos. Una labor que desarrolló con "generosidad y humildad" por lo que, según manifestó su hermano José Miguel, si viviera "se extrañaría" de este homenaje de sus paisanos.

Muerto el año pasado, era nieto de Miguel Muñoz de San Pedro, el conde de Canilleros, e hijo de la actual condesa de Canilleros, Beatriz Muñoz de San Pedro. En la casa de la familia, el famoso palacio de Ovando (plaza de Santa María, 2), donde nació el historiador, se colocará una placa de granito en su memoria.

La alcaldesa, Carmen Heras, entregó simbólicamente ayer dicha placa a su madre en un acto al que asistieron otros miembros de su familia, no así su viuda, miembros de la corporación local, intelectuales e historiadores.

AGUADEROS Y LAVANDERAS Precisamente fue idea de dos historiadores cacereños, Francisco Acedo y Fernando Jiménez Berrocal, este homenaje a la figura de García Rueda que supone, según señaló la alcaldesa, "poner en valor" su trayectoria como gran conocedor y difusor del mundo de aguadores, poceros, barqueros, zahoríes, acequieros o lavanderas que tanta importancia tuvieron en Cáceres y en el desarrollo de la Ribera del Marco y el arrabal.

Su madre, la condesa de Canilleros, destacó que el homenaje tiene "mucho significado" para la familia porque "es un reconocimiento a su obra". Confirmó que existe la intención por parte de la diputación de recopilar toda la obra del historiador, ahora muy dispersa (ensayos, artículos de revistas, monografías, conferencias, libros, etc.).

García Rueda se licenció en Historia Antigua por la Universidad Complutense, fue colaborador permanente de la Fundación Juanelo Turriano y fundador de la Asociación para la Conservación y Estudios de los Molinos. Residía en Madrid, aunque viajaba con asiduidad a Cáceres.

Una de sus últimas aportaciones a la historia del agua en su ciudad fue la organización de la exposición Aguadores y lavanderas, los oficios del agua del Museo de Historia y Cultura Casa Pedrilla. Precisamente en este museo fue donde anoche se celebró el acto central de este homenaje, al que asistió la consejera de Cultura, Leonor Flores, así como la alcaldesa, autoridades provinciales y personalidades del mundo de la cultura y la política. En el acto se glosó la vida y obra de este casi desconocido cacereño ahora rescatado para la historia local.