A los cisnes de una fuente de Cánovas les han arrancado la cabeza a pedradas varias veces. En el ferial rompieron 28 mesas del recinto del botellón cuando llevaban una semana instaladas. En el Paseo Alto han tenido que dejar de reponer las luminarias porque duraban escasamente dos días. El castillo infantil del parque de los Fratres ha sufrido dos ataques en un año, el segundo con destrozos por valor de 9.000 euros solo en materiales.

Estos son algunos de los daños que los gamberros han provocado en el mobiliario urbano a lo largo del 2008, que se elevan a un total de 467.008 euros, según el balance realizado por este periódico tras recabar los datos de las distintas secciones del ayuntamiento (arreglo de mobiliario urbano y farolas, plantas robadas o pisoteadas, árboles tronchados, aspersores rotos, daños en las instalaciones deportivas), del Canal de Isabel II (desperfectos en zonas verdes y juegos infantiles) y de Conyser (ataques a contenedores y papeleras, eliminación de pintadas y orines...).

En definitiva, Cáceres gasta cada día 1.279 euros en reparar estos daños, que suelen ser cometidos por pandillas de adolescentes, muchas veces menores de edad, por lo que resulta más complicado imputarles responsabilidades. Sin embargo, se trata de una lacra social que afecta a todas las ciudades y que en el caso de Cáceres se mantiene más o menos estable en los últimos años, es decir, con costes similares.

Alumbrado, mesas ybancos: 105.000 euros

Uno de los mayores gastos se los llevan el Servicio de Obras y Mantenimiento del ayuntamiento y la Sección Municipal de Electricidad, ambas a cargo del concejal Miguel López, que lamenta estas situaciones. "Las provocan grupos de menores de unos 14 o 16 años que no representan a los jóvenes cacereños, aunque son tremendamente difíciles de controlar. La policía vigila, pero no puede estar siempre en cada rincón", explica.

El edil dispone de datos muy concretos. Durante el 2008 rompieron 60 bancos de madera y 30 de fundición en distintas zonas de la ciudad, una bola de granito en la bandeja de la plaza Mayor, 28 mesas metálicas altas en la zona del botellón nada más colocarse (no ha vuelto a ocurrir, por lo que Miguel López considera que fue un acto premeditado), seis mesas tipo picnic también en el ferial y diversos graffitis en la ermita del Paseo Alto, que ha tenido que pintarse de nuevo. Todo ello suma 25.000 euros.

En cuanto a la sección de electricidad, se produjeron varios destrozos en la red de alumbrado público: Olivar de la Judería (3.000 euros), paseo peatonal del residencial Infanta Isabel (9.750), Paseo Alto (15.260), parque del Príncipe (18.000), pasarela Cabezarrubia-Vivero (6.000), parques en barriadas (12.000), iluminación monumental (10.000) y pistas deportivas (5.500), es decir, 79.510 euros en total.

Destaca el parque del Príncipe, que además en diciembre sufrió una oleada de agresiones por parte de varios grupos de menores. Pero el problema se recrudece especialmente en el Paseo Alto y en el residencial Infanta Isabel, donde los gamberros cometen daños con mucha frecuencia: tiran farolas completas al suelo (el año pasado 88) y llegan a sabotear los cuadros eléctricos de éstas para conectar su música, con el consiguiente riesgo de electrocución. "Suelen ser zonas donde ellos se concentran para hacer botellones . De momento hemos optado por no reponer las luminarias y por retirar el cableado hasta ver qué ocurre", explica Miguel López, que considera estos comportamientos "demenciales e impropios de los tiempos que vivimos". No obstante, asegura que la policía acude a la zona y solicita a los vecinos que sigan colaborando y dando aviso cuando sean testigos de algún ataque de este tipo.

Columpios quemados,rotos y hasta robados

Los juegos infantiles son uno de los blancos favoritos de los gamberros, y ello pese a lo caro que resulta su arreglo. No hay año sin desperfectos, aunque el coste varía bastante según los modelos dañados. En el 2008 las reparaciones ascendieron a 25.000 euros según los datos facilitados por Canal de Isabel II, empresa concesionaria del mantenimiento de estos recintos infantiles. "Hemos tenido una incidencia especial en el parque de Los Fratres, junto al auditorio. El castillo sufrió dos agresiones el año pasado, la segunda pendiente de reparación. Solo los materiales cuestan 9.000 euros", explica Patricia Chulvi, responsable del área. En general se rompen paneles y otros elementos, se llegan a cortar las cadenas de los columpios para llevárselos y a veces incluso les prenden fuego.

Las pintadas bajan perolas micciones aumentan

La capital cacereña tiene un serio problema con los graffitis ilegales, si bien los datos de Conyser, empresa responsable de limpiarlos, revelan una importante reducción. En el 2004 se borraron 1.560 pintadas por un total de 134.000 euros, en el 2006 se suprimieron 500 por 42.920 euros, y en el 2008 se erradicaron 460 por 39.000 euros. "La policía ha localizado a algunos autores de estas pintadas, que han tenido que afrontar los gastos, quizás eso ha disuadido a otros", explica Jesús Morán, director de operaciones de Conyser.

La misma empresa también se encarga de eliminar los orines de las calles mediante un gravoso producto de 25 euros por litro que incluye desinfectante, bactericida y olorante. Aunque este coste se redujo bastante cuando el botellón salió del centro urbano, en los últimos años vuelve a repuntar: si en el 2006 se gastaron 2.900 litros, en el 2008 fueron 3.364 litros (84.100 euros). "El aumento se debe a dos zonas de nueva incidencia donde suele haber concentraciones para beber por las noches: la plaza de la Concepción y el pasaje de Zurbarán a San José. Además, tenemos que actuar continuamente en los alrededores de la plaza de Toros, en el entorno de Arco de España y sobre todo en Santiago", detalla Jesús Morán.

Parques: a patadas con

árboles y aspersores

Lamentablemente, en los parques existe una amplia gama de destrozos: por un lado actúan los vándalos y por otro los ciudadanos que roban dispositivos y plantas para sus propias casas. Las instalaciones de riego suelen sufrir bastante daños, hasta tal punto que se ven afectadas un 5% de todas las que existen en la ciudad por rotura y robo de aspersores, difusores, programadores, electroválvulas y otros elementos de automatización, además de los destrozos que causan los perros sueltos en el riego por goteo. "A veces los aspersores se ponen en marcha y los jóvenes que están en la zona los rompen a patadas porque les han salpicado" explica Patricia Chulvi, de Canal de Isabel II, compañía que gestiona 640.000 metros cuadrados de jardines.

"Entre un 10% y un 15% de los árboles de nueva plantación se rompen o arrancan; un 5% de las flores de temporada se malogran por los robos y los perros que escarban en los parterres; y cuando plantamos arbustos ejemplares de alta calidad y coste (rododendros, azaleas...), son robados casi en su totalidad, en un 90%", precisa el jefe de la Sección Municipal de Parques y Jardines, Miguel Durán, que atiende directamente 1.500.000 metros cuadrados de zonas verdes.

Pero además, los grandes parques sufren pintadas, daños en las farolas, roturas en los cerramientos, fractura de bancos, destrozo de papeleras. Las fuentes tampoco escapan: hay agresiones contra las pipetas, las sondas de nivel y los ornamentos.

En suma, los cálculos de Canal y de la Sección Municipal de Parques elevan a 63.000 euros el coste que supuso el vandalismo el año pasado en las zonas verdes.

Los tópicos: papeleras,contenedores y señales

Estos tres elementos están presenten en todos los balances de vandalismo porque abundan en las calles y son un blanco fácil. Los datos facilitados por Conyser llaman la atención. Durante el 2008 se dañaron 70 contenedores de 800 litros de capacidad, 11 de carga lateral, 38 de envases (amarillos), 10 de papel-cartón (azules) y 6 de vidrio (iglús azules), una cifra más o menos similar a la del 2007. Sin embargo, las papeleras rotas se elevaron de 666 a 838, y las señales de tráfico de 412 a 528.

Recintos deportivos:gamberradas y mal uso

En el ámbito de las instalaciones deportivas hay que realizar una distinción. "De un lado tenemos los daños por actos vandálicos, es decir, a conciencia, que el año pasado supusieron unos 5.000 euros. De otro, los desperfectos que ocasiona el mal uso de las instalaciones, pero sin esa intencionalidad, que costaron otros 5.000 euros", explica el concejal del área, Manuel Lucas. En esta cuantía se incluyen los materiales, pero no la mano de obra.

El edil sostiene que los gamberros son una minoría y que sus actuaciones no pueden generalizarse, pero hacen daño. "En el 2008 rompieron puertas de vestuarios, tulipas y sanitarios, y alteraron cuadros eléctricos", detalla Manuel Lucas. En cuanto al uso indebido (colgarse de las estructuras, no tratar el mobiliario con cuidado...), los principales gastos se debieron a los anclajes de las porterías, la colocación de nuevas redes, el arreglo de vallas y la reparación de canastas. "El problema es que al final este deterioro lo sufren todos los usuarios, hay que concienciarse un poco más", afirma el edil.