Guapa y engalanada, Cáceres ya tiene todo a punto para recibir a su patrona, la Virgen de la Montaña, en una procesión de bienvenida con la que cada año arranca el novenario, el acontecimiento más importante del calendario religioso cacereño. La patrona saldrá del santuario a las 18.30, aunque ya desde mediodía los miembros de la junta de gobierno almuerzan en la sierra de la Mosca.

En torno a las 17.30, justo una hora antes de la procesión, se celebra un ritual que sirve para organizar los turnos de carga de la talla. Existen cuatro escalafones: aspirante, suplente, activo y veterano. Lo primero que se hace es entregar las medallas a los hermanos mayores de 65 años, que adquieren la categoría de veteranos y que dejan de ser hermanos de carga activos. Este año son dos. La medalla es igual que la de un hermano de carga, pero se le añade la leyenda de veterano .

Igualmente se entregan medallas a los hermanos que pasan de suplentes a activos. En esta ocasión son tres, porque además de los dos veteranos hay un tercer hermano activo que se ha dado de baja por enfermedad. Los suplentes eligen a un padrino --un familiar o un amigo-- que impone la medalla, bendecida por el capellán de la cofradía, Florentino Muñoz, y que acredita su nueva condición.

Asimismo, cuatro hermanos aspirantes se convierten este año en suplentes. Cubren la vacante de los tres nuevos activos, más uno que se ha dado de baja de la cofradía. A estos no se les impone medalla porque usan la que compraron siendo aspirantes y lo único que deben hacer es que un sacerdote la bendiga.

Tras este acto se canta una salve y se organizan los turnos de carga con el reparto de planillos: son cuatro turnos de 30 hermanos que suman los 120 que cargan la talla. La procesión la abre el estandarte, a partir de ahora el que le regaló la ciudad el año pasado con motivo del centenario de la declaración del patronazgo canónico de la Virgen sobre Cáceres. Obra de María Jesús Trejo, es blanco, ribeteado en bordados de oro, con una imagen de la Virgen en el centro sobre la que se lee su título teológico de Madre de la Divina Gracia . Le siguen más de 60 niños, todos ataviados (igual que el resto de hermanos) con túnica azul cielo, capelina y guantes blancos y zapato negro.

La Virgen sale sobre las andas de plata adquiridas en los 60 en un taller sevillano y restauradas en 1999. Lucirá el manto que le regaló la ciudad por las bodas de plata de su coronación canónica, en 1949, llevará gladiolos y claveles blancos y rosas, y portará la corona de diario, la misma que lleva en el santuario: es circular de plata dorada.

La talla la cargan los hermanos, a excepción del tramo del Calvario al Amparo, que la llevan los vecinos. En el Amparo se realiza una ofrenda. Hasta ese momento la procesión es más bien una romería, pero a su llegada a Fuente Concejo adopta un carácter oficial. Allí es recibida por el alcalde, autoridades civiles, religiosas y mandos militares. Se le hace entrega del bastón de mando de la ciudad. Y enfila por Caleros, hermana de honor de la cofradía; pasa por la ermita del Vaquero, donde le cantan Virgen Morenita , y a la altura de Santiago recibe los homenajes de la cofradía del Nazareno y los scouts.

En las Cuatro Esquinas la tuna le hace una ofrenta. La Virgen llega a la plaza Mayor, donde entra entre los acordes del himno de la Alegría de Beethoven y luego, tras las palabras del alcalde y del administrador apostólico diocesano, llega a Santa María (se escucha el Himno de España) y se inicia el novenario.