Periodista

Miles de visitantes han tomado la ciudad durante esta Semana Santa. El cartel de lleno ya no es algo raro en las fachadas de los establecimientos hoteleros, lo que indica a las claras el enorme potencial turístico de Cáceres, pese al aspecto que aún presentan algunos lugares del centro histórico. Las procesiones han destapado algunas carencias urbanísticas que, en el día a día, es más difícil detectar, como es el caso de la calle Ríos Verdes, zona de paso obligado de cuantos buscan el mejor rincón para contemplar los desfiles. Y es que "aquí huele bien hasta la mierda", según señalaba una pareja de madrileños tras pisar la inoportuna "gracia" dejada por un perrito en la misma calle Pintores.

Cáceres gusta y gusta mucho, hasta el extremo de que se perdona todo lo perdonable, como que escaseen los urinarios públicos, que exista basura a pocos centímetros de la papelera, que el infernal ruido de las motos rompan el silencio de la madrugada, la falta de aparcamientos para quienes quieren visitar la parte antigua... Problemas todos ellos que no han impedido que, durante estos días, la ciudad muestre su mejor aspecto. La Semana Santa ha encumbrado a Cáceres como uno de los lugares de mayor atractivo en turismo de interior se refiere. Madrileños, catalanes, portugueses y franceses, entre todos, han disfrutado en estos días de algo que muchos de los cacereños ni siquiera conocen. Tendremos que aprender de esta gente y valorar cada día más lo que nos queda tan a mano. Cuidar nuestro entorno cara a los visitantes es importante, pero más lo es conservar este patrimonio para nuestro propio disfrute.