Los asistentes a la 18 edición de la International Conference on Web Engineering, ICWE, o lo que es lo mismo, al congreso de ingeniería web, señalaban con una chicheta en un mapamundi su lugar de procedencia: Holanda, Rusia central, una isla remota del Índico, Nueva Zelanda, India, Estados Unidos, Argentina, y así hasta un total de veintucuatro países. Desde el pasado martes y hasta mañana viernes participan en un congreso que es de los más importantes del mundo en ingeniería de páginas y servicios web, «todos los desarrollos que van a salir en los móviles dentro de cinco o seis años, se están discutiendo ahora aquí», resume el catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Málaga y presidente de la Sociedad de Ingeniería de Software y Tecnologías de Desarrollo de Software, Sistedes, Antonio Vallecillo. «Este congreso es muy importante y para nosotros es un orgullo que venga a España», resume Vallecillo.

Porque el ICWE cada año se celebra en una ciudad del mundo y en esta ocasión ha recabado en Cáceres, no porque sea una ciudad Patrimonio de la Humanidad, ni por su excelente gastronomía, sino porque un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica se presentaron a un concurso y lo ganaron. Fue en la edición anterior del ICWE, que tuvo lugar en Roma, las ciudades aspirantes presentan sus proyectos y en aquella ocasión, el elegido fue el cacereño. «Es la segunda ocasión que se celebra en Cáceres, la primera fue en 2001», explica Juan Hernández, coordinador del grupo Quercus, los creadores del proyecto que ha traído a la capital cacereña este evento internacional, que antes se celebró en ciudades como Roma, Lugano, Rotterdam, Toulouse, Berlín, Viena o Sidney.

Durante cuatro días, los 104 asistentes al ICWE podrán escuchar los resultados de los últimos trabajos de investigadores de todo el mundo sobre ingeniería web, que parece algo muy alejado del común de los mortales, pero que es, sin embargo, lo que nos permite cada día usar desde un ordenador, a un aplicación del móvil. Además, «hay grupos de trabajo, tutoriales en vivo, donde la gente pregunta o se toma luego una cerveza con el conferenciante», explica Antonio Vallecillo, «pero trabajamos, trabajamos mucho», añade. Ayer, por ejemplo, los participantes pudieron oír a uno de los ‘gurús’ del tema, Mike Papazoglu, «padre de los servicios web, mucha de la tecnología que utilizamos hoy se basa en su trabajo», apunta Juan Manuel Murillo, investigador y miembro del grupo Quercus.

Otra de las profesoras de este equipo de investigación, formado por alrededor de 35 personas, es Elena Jurado. Licenciada en Matemáticas y doctora en Ingeniería informática hace la lectura de género del ICWE, «el 83 por ciento de los asistentes son hombres y el 17 restante, mujeres». Jurado, como otras docentes, está preocupada por la escasa presencia femenina en la carrera de Ingeniería informática, que pierde alumnas desde hace varios años, «estaremos en menos del diez por ciento». Cree que esto se debe a la imagen estereotipada que la sociedad tiene de los informáticos, «varón, friki, poco social, que está todo el día bebiendo Coca-Cola y comiendo pizza y no es así», rebate Jurado. Lo malo de esto, en opinión de esta profesora, es que «el software está en todas partes y dentro de quince años, faltará el punto de vista femenino» en estos programas.

Wouter Kastrop y Gabriel Budel son dos jóvenes holandeses que ayudan en la organización de este evento, como Vassilis, participante de Grecia, Cesare de Italia y Andrea de Suiza, además del nivel del congreso, destacan el patrimonio de Cáceres y su gastronomía. Y es que no todo es lenguaje informático en esta vida.