Las obras de acondicionamiento de los cruces de Coria, Garrovillas y Casar de Cáceres, conocidos como los ´cruces de la muerte´ de la carretera N-630, han supuesto una importante mejora en lo que a la seguridad vial se refiere.

La destacada bajada en el número de accidentes registrados en ellos, así como el hecho de que con posterioridad al arreglo de los mismos no se haya producido ninguno en estas intersecciones de vías, es prueba de que era realmente necesario el arreglo que desde hace años venían solicitando al Ministerio de Fomento los vecinos y responsables municipales de las localidades afectadas.

Los datos facilitados por la Jefatura de Tráfico de la Guardia Civil a EL PERIODICO reflejan que a lo largo del pasado año en estos cruces se sufrieron un total de ocho accidentes: cuatro en el cruce de Coria, tres en el de Garrovillas y dos en el de Casar de Cáceres. Este número se ha reducido a la mitad este año. En concreto, entre el 1 de enero y el 31 de agosto pasado se contabilizaban en estos cruces cuatro siniestros: dos en el de Coria, uno en el de Garrovillas y uno en el de Casar.

Además, las fuentes consultadas por este diario hicieron constar que ninguno de éstos tuvieron lugar en julio y agosto, meses en los que las obras de mejora y acondicionamiento de estos tres cruces ya estaban concluidas.

La satisfacción por ello es patente en los numerosos conductores que a diario se trasladan a Cáceres desde las localidades a las que estas carreteras dan acceso. No obstante, el Ayuntamiento de Casar mantiene su petición de que también se arregle el cruce conocido como de El Gallo, situado en la confluencia de la N-630 y la carretera que une Casar con la localidad de Arroyo de la Luz.

El Ministerio de Fomento inició las obras de los tres ´cruces de la muerte´ en el 2002. Su presupuesto ascendió a 1,3 millones de euros, y el plazo de ejecución se fijó en 18 meses, "pero la urgencia permitió que pudieran estar concluidos siete meses antes".