Detrás de la puerta de un edificio de 1892 en el número 34 de la calle Parras se esconde una de las sorpresas mejor guardadas de la movida cacereña. Con los techos abovedados, las paredes de color naranja y frente al hotel Agora, Divari prepara su puesta de largo para el próximo fin de semana con el objetivo de convertirse en un local de referencia de la noche.

Pero no será un pub cualquiera. Divari --nombre inventado por su dueño, Jesús Garrote, un hostelero de Monesterio-- dará ambiente a una de las calles del centro con una propuesta basada en cafés y copas desde las cuatro de la tarde hasta las tres de la madrugada. El local, con categoría de bar especial, ha adaptado la planta baja con dos estancias con ventanas a la calle: la de barra, para tomar copas de pie, y otra interior, que cuenta con una plataforma para programar espectáculos de pequeño formato.

Con una superficie útil de alrededor de 100 metros cuadrados, Divari pondrá una pica en Parras, una vía en la que, a excepción del hotel Agora, no se han abierto negocios de hostelería en la última década. El hostelero, que reside en Cáceres desde hace unos años, estaba en paro y se ha atrevido a reabrir una casa llena de historia que también dispone de dos plantas superiores para vivienda.

Jesús Garrote, que regentó una discoteca en su pueblo natal, aspira ahora a convertir este inmueble del centro histórico de Cáceres en un nuevo lugar para la diversión. Encanto para empezar no le falta.