La Cámara de Comercio de Cáceres ha dictado 1.900 providencias de apremio para reclamar el pago de la cuota cameral del 2004 a otros tantos empresarios de la provincia que no la abonaron en periodo voluntario. De 18.000 empresas que tiene la provincia (entre autónomos y sociedades), el 80% cumplen con la obligación, fijada por ley, de pagar el tributo de la cámara sin reclamaciones. El 20% restante lo pagan tras una tercera notificación, una providencia de apremio o en vía ejecutiva.

"Todos acaban pagando más tarde o más temprano", asegura Arnaldo Pons, interventor del área de recaudación de la Cámara, pero unos lo hacen desde el principio y otros agotan hasta la última fase de reclamación.

Así, el 8% de los empresarios cacereños sólo pagan la cuota cameral por la vía de embargo --normalmente se embargan las cantidades de las cuentas corrientes--, según datos facilitados por el servicio de recaudación cameral. Aunque en estos casos, la cuantía final que se satisface tiene un recargo del 20%.

DEUDA PENDIENTE La eficacia recaudatoria de la Cámara alcanza el 87%. Actualmente, las empresas de la provincia adeudan a esta institución unos 320.000 euros (53 millones de pesetas, aproximadamente) por el impago de las cuotas de los últimos cuatro años. Pasado este tiempo, la deuda prescribe.

La Cámara notificó la semana pasada a 1.600 empresarios la deuda de los ejercicios 1999, 2000, 2001 y 2002 a través del Boletín Oficial de la Provincia. De no satisfacer la deuda en el plazo previsto en la orden de notificación, se le reclamará por la vía de apremio y después por la vía ejecutiva.

EL AUTONOMO ES MAS MOROSO Las sociedades y grandes empresas son más cumplidoras en la obligación de pagar este impuesto cameral y los autónomos son más remisos. El 90% de las sociedades pagan la cuota en período voluntario y el 78%, en el caso de los autónomos. En ambos colectivos, "el porcentaje de liquidaciones cobradas se ha incrementado considerablemente en la última década", apunta Pons.

Según este técnico cameral, los asesores o administradores de las sociedades conocen la ley y la obligación de pagar esta cuota, por lo que no suelen eludirla, al contrario de los pequeños empresarios. Esta circunstancia se da a pesar de que las liquidaciones de la Cámara a las sociedades son las más elevadas y la de los autónomos suelen ser las más bajas. La cuota de la Cámara se calcula a partir de los beneficios empresariales y la liquidación del IAE, en el caso de las empresas que tengan que pagar este Impuesto de Actividades Económicas.

Una gran mayoría de los empresarios morosos achacan su negativa a pagar la cuota por la falta de utilidad de los servicios de la Cámara para sus empresas. Arnaldo Pons defiende que la cámara "vela por los intereses generales". "La institución contribuye al desarrollo del entramado empresarial" que directa o indirectamente beneficia a todos los empresarios, recalca.