Las maniobras para controlar una caja de ahorros no son exclusiva de Esperanza Aguirre. También por aquí han aparecido las espadas que pretenden acabar con la presidencia que con tanta eficacia ha desempeñado Jesús Medina.

Aunque desde hace tiempo se rumoreaban los planes de algún perfecto mindundi para hacerse con la presidencia, es ahora cuando unos cuantos, no más cualificados para tarea tan importante, le han echado el ojo, han pasado a la acción y han comenzado a mover las fichas que impedirán la prolongación de su mandato no en nombre de la eficacia sino del caciquismo.

Unos porque piensan que esa es una de sus cuotas de poder y han de hacerlo ostensible colocando a los suyos. Si los suyos son quienes nos imaginados más vale que Dios nos coja confesados, nos ilumine y nos dé tiempo para que podamos colocar nuestros ahorros en mejor resguardo. Otros porque aspiran a presidirla sin más méritos que la amistad, los favores prestados o la presión política. ¿Es esta etapa de crisis la más adecuada para entrar en tales batallitas?. Con la fusión con Caja Badajoz en el horizonte no muy lejano, ¿es el momento idóneo para cambiar cuadros directivos y colocar a los amiguetes?, ¿no será la hora de cambiar las leyes de las cajas e inmunizarlas contra la satrapía de los políticos localistas y de cortas miras?