Las broncas matrimoniales no necesitan pretextos a juzgar por la frecuencia con la que se producen y la futilidad de las causas que las originan. Uno de los motivos más frecuentes es el tiempo. El frío y el calor. Y eso que suele dirimirse en la cama. Porque no sé qué tienen la mantas que siempre son motivo de discusión.

Puesto que mi esposa es muy friolera, a pesar de presumir de salmantina, cierra las ventanas, no prescinde de mantas y colchas, mientras que yo dejo abiertas las ventanas y duermo encima de la colcha, he decidido trasladarme a otro dormitorio. Me exilio voluntariamente durante unos meses, creo, y eso nos permitirá evitar broncas. No todas, claro. Y cómo... Pues lo del viejo chiste.

Un individuo iba a comprar los muebles para la casa y se encontró con un amigo. "Pondrás dos camas", le aconsejó. "No fastidies. ¿Cómo voy a hacer eso de recién casado?. ¿Tú tienes dos camas?". El otro muy seguro contestó. "No solo eso. Vivimos en un duplex. Ella duerme abajo y yo arriba". Le surgió la natural pregunta. "¿Y cómo te las arreglas cuando quieres...?". Muy digno, replicó: "Pues muy fácil. Me asomo a la escalera y silbo". Facilísimo, pero... "¿Y si es ella la que tiene ganas?". Pues se asoma a la escalera y pregunta: " Pepe, ¿has silbado?".