En la clase de español para extranjeros hoy toca aprender las partes del cuerpo humano. Manuel Femia, el profesor, se apoya en ilustraciones para enseñarles a sus alumnos cómo se dice boca, oreja o nariz. Algunos no tienen ningún conocimiento de español, por lo tanto el ritmo es lento, de vez en cuando se apoya en su lengua natal, así ojo en chino es "me" y en francés, "oeil", convirtiéndose el aula en una pequeña torre de babel.

La mayoría del alumnado procede de China, pero también encontramos a gente de Marruecos, Ghana, Costa de Márfil, Portugal y Mali. Algunos son trabajadores, otros estudiantes o amas de casa, y todos ellos quieren aprender nuestro idioma para poder desenvolverse por la ciudad y poder realizar tareas tan cotidianas pero que para ellos resultan un mundo, como ir a la compra o al médico cuando están enfermos.

"Enseñar a hablar a alguien es liberarlo", comenta Femia. Y añade: "le hace libre para moverse por el país y estar más tranquilo".

Así, asegura que aprender algo tan sencillo como los números uno, dos y tres; en chino ´yi´, ´ar´, ´san´; y en francés ´un´, ´deux´ y ´trois´, les puede ayudar a estar más integrados.

En algunos casos se trata de ciudadanos que todavía no están legalizados, por lo que el miedo a que los deporten les frena a acudir a clase.

El Teléfono de la Esperanza decidió prestar este servicio, de manera gratuita, viendo las dificultades de las personas que llegan al país. Su responsable, Femia, dice que al ser un curso intensivo, una hora al día de lunes a viernes durante los meses de julio y agosto, los alumnos tienen un buen progreso, "aunque para manejar bien el idioma aún les queda".

Clases de refuerzo

Por eso algunos durante el curso escolar reciben clases de español y en verano acuden a este aula que viene a completar lo aprendido o a empezar de cero. "Algunos alumnos se han presentado aquí llevando solo 10 días en España y sin saber nada". Por lo tanto se ajusta el nivel a los asistentes, al igual que los horarios de la clase, teniendo en cuenta que la mayoría está trabajando.

Una de las personas que asiste a la clase es Linda (nombre que ha adoptado en España) Ni. Lleva dos años aprendiendo el español y dice que le "cuesta mucho". Su marido está haciendo una cátedra de medicina en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión y ella en su país, China, trabajaba también de médico como especialista de pulmón. Ahora se encuentra en un país ajeno con casi ninguna posibilidad de comunicarse y entablar relaciones, por lo que, asegura, pasa la mayor parte de su tiempo metida en casa.

Así, para ella el asistir a las clases además de aprender el idioma le sirve como vía de escape y para poder conocer a personas con las que espera poder hablar correctamente.

Apoyo en la tecnología

Otra de las profesoras que imparte clases es Alicia Cadenas, ella cuenta que para enseñarles es fundamental el "apoyo audiovisual".

A través de ilustraciones y diapositivas les van enseñando las palabras más básicas para su manejo. "La imagen de un coche es reconocida por todo el mundo y al decirles la palabra ellos saben qué significa".

A cada alumno le dan un diccionario, pero en la era de las nuevas tecnologías, aprender idiomas cada vez resulta más sencillo, y Cadenas señala que en esto los ciudadanos chinos son los más avanzados y llevan un traductor electrónico que les permite casi sin esfuerzo traducir la palabra que les dice el profesor de español a chino.

Las personas que estén interesadas en este curso se pueden apuntar a lo largo de todo el verano llamando al 927 62 70 00 o acercándose a la sede del Teléfono en la avenida de Los Pilares, 1, 3ºB.

En este sentido, Femia recuerda que las personas a las que puede interesar el curso por su desconocimiento del idioma no leen la prensa o los panfletos que han repartido, por lo que pide colaboración para que todo aquel que conozca a alguien que le interese asistir a las clases, se lo haga saber y tenga la posibilidad de aprender español.