A la caza de las fugas ocultas para ahorrar lo máximo posible. Esa es la nueva tarea que está desarrollando todos los días, desde hace un año, el Canal de Isabel II, con la intención de aprovechar las reservas de agua frente a la sequía persistente. La campaña se inició en julio del 2005 y hasta el momento se han chequeado 50 kilómetros de las tuberías más antiguas de la ciudad, logrando detectar un total de 15 fugas mediante tecnologías avanzadas. Aunque los cálculos resultan complicados en este aspecto, la reparación de las averías subterráneas o fantasmas ha impedido que se derrochen unos 37.000 metros cúbicos de agua en un año, es decir, más del consumo de la ciudad en un día (30.000 metros cúbicos).

La campaña se lleva a cabo desde julio del 2005, a través de un equipo profesional que se traslada a distintos puntos de Cáceres mediante una furgoneta equipada con varios dispositivos: correladores, geófonos... Su objetivo es claro: detectar todas las fugas ocultas bajo tierra, las que no se ven, las que nadie puede localizar ni por tanto denunciar salvo con medios especializados.

LAS ZONAS El primer paso fue determinante: concretar los sectores de la red de distribución cacereña más proclives a sufrir averías por su antigüedad y sus materiales, "sobre todo los tramos de fibrocemento o fundición gris, la mayoría instalados hace unos 30 años", explica Pedro Pacheco, director económico administrativo del Canal, empresa concesionaria del abastecimiento. Estos conductos se sitúan fundamentalmente en la parte antigua y el polígono Las Capellanías, que se han inspeccionado por completo durante la campaña, y también en la Sierrilla, parte del R-66 y una zona de Aguas Vivas, todos ya supervisados a lo largo del último año.

Actualmente los trabajos se centran en Aldea Moret y concluirán en diciembre, aunque Canal de Isabel II estudiará la conveniencia de extender la campaña a otras zonas de la ciudad con tuberías más modernas (polietileno y fundición dúctil).

De momento se han medido 50 kilómetros, "una parte bastante importante considerando que la red cacereña tiene un total de 250 kilómetros", señala el director. Las quince fugas se han subsanado de forma rápida, "pero en ningún caso generaban grandes pérdidas y tampoco se trata de un número elevado. Me atrevería a decir que menos de lo previsible, que confirma el rendimiento más que aceptable de la red. Pero hablamos de ahorrar agua y cualquier mejora se considera relevante", subraya.