"Aunque algunos no pudieran verlo sintieron la misma satisfacción al superar el reto". El pasado 1 de julio 23 personas emprendieron una expedición a Irán, entre ellas, cuatro ciegos, seis deficientes visuales y una persona sorda. El objetivo era llegar a la cima del volcán más alto de Asia, el Damavand, con 5.671 metros, para dejar presente la candidatura de Cáceres 2016, y convertirse en el primer grupo de discapacitados que subía al volcán.

El grupo de aventureros llegó a Teherán la madrugada del día 2, donde las mujeres que participaban en la expedición, Pilar, Raquel y Mari Angeles, tuvieron que cubrir su cara y cuerpo con un velo para no mostrar ninguna forma. "La primera impresión que tuve de la ciudad no fue demasiado buena, los edificios eran grises y cuadrados y por el día había mucho tráfico", dice Domingo Carretero, uno de los participantes en la expedición. "Por un momento fuimos el centro de atención, todos nos miraban, porque Teherán es un lugar que no tiene mucha afluencia de turistas", añade.

Después de acostumbrarse a la zona, los montañeros afrontaron la primera etapa: la subida al monte Alam Kouh, situado al noroeste de Teherán. "Una zona con ríos caudalosos, que bajan con mucha fuerza". El macizo montañoso mide más de 4.800 metros y no todos se muestran decididos a subir, prefieren quedarse en el refugio jugando al mus para conocer mejor a los guías iranís. Los más atrevidos cuentan su experiencia al bajar: "Es un recorrido largo y duro, con muchas piedras y nieve, pero merece la pena alcanzar la cima"

Estuvieron dos días en el refugio para aclimatarse a la zona y prepararse para emprender la gran aventura, el ascenso al Damavand. "El recorrido no era muy atrayente, el camino estaba junto al mar Caspio, que mostraba soledad, sin playas ni casas alrededor".

La primera parada fue en un pueblo llamado Polor, donde era día de fiesta, pero no para todos. Los montañeros se impresionaron al comprobar la diferencia entre hombres y mujeres. "Ellas no podían bañarse en el río, se quedaban apartadas de la orilla y enfundadas en túnicas negras".

A la una de la madrugada comenzaron a subir y al amanecer llegaron a más de 5.000 metros. Un terreno arenoso y el olor a azufre confirmaron que tenían cerca el cráter del volcán. La última prueba era coronar la cima con los símbolos que defienden la candidatura europea de Cáceres 2016.