Se dedicaban a vender cocaína y heroína en Cáceres, en sus propios domicilios, situados en las calles Juan XXIII y San Vicente Paul, y utilizando numerosas medidas de seguridad, como exigir que los que compraban droga en sus casas la consumieran en ellas o tener pequeñas cantidades en casa para en el caso de ser detenidas argumentar que eran para su propio consumo. Lo hacían así para evitar ser detenidas, acusadas y condenadas por la venta de estupefacientes, pero no lo han conseguido.

Josefa Batalloso Serván y Pilar San Juan Adame fueron detenidas en abril del 2008 cuando regresaban a Cáceres de comprar droga en Plasencia, y ahora la Audiencia Provincial las ha declarado coautoras responsables de un delito contra la salud pública y, al aplicárseles a ambas la atenuante de drogadicción, condenadas cada una a tres años de prisión y multa de 1.400 euros.