Señor presidente de la diputación. Soy esposa de un bombero y muy orgullosa de serlo. Quiero decirle algo que usted, o bien no sabe o no puede ni tiene capacidad para saber apreciar, de estos hombres cuyo buen hacer diario pone en tela de juicio porque tienen un turno de trabajo y un sueldo "privilegiados". El que hoy es mi marido empezó hace muchos años preparándose para ser bombero. Cuando aún éramos novios se sacrificaba seis días a la semana unas cinco horas diarias para prepararse físicamente, más otras tres para estudiar los temas específicos. No trasnochaba ni bebía, ni fumaba. Su vocación de bombero hizo que esos años de sacrificio resultaran más llevaderos. Ahora ya es mi marido y poco a poco me he acostumbrado a pasar muchas noches sin él, a celebrar el Año Nuevo, la Navidad o el cumpleaños con toda mi familia, excepto él. Sin embargo, aún no me he acostumbrado a que si son las nueve y media y no ha llegado a casa, es porque algo le ha pasado a alguien, y él y sus compañeros están donde haga falta para hacer lo imposible por ayudar.

Cuando llega a casa no suele hablarme de las salidas y siempre me contesta que la guardia ha estado tranquila. Sin embargo, cuando leo en el periódico que ha habido un accidente de tráfico o un incendio en que han tenido que actuar, comprendo que no me cuenta nada porque las miserias y desgracias que comparten con quienes tratan de ayudar se las guarda para sí, para no aumentar el dolor de las que nunca podremos saber con certeza qué hacen, qué ven y con qué sufren nuestros maridos.

Mi marido, como la gran mayoría de los bomberos, no tiene otro trabajo. Usted les recrimina su horario y la segunda actividad, y yo le quiero hacer una pregunta: ¿Ser funcionario y tener otro trabajo es único y exclusivo de los bomberos porque tienen un horario continuado de 24 horas? Piense un poco en los ingenieros y arquitectos que trabajan en otros despachos profesionales o por cuenta propia y que suelen trabajar unas siete horas y media.

Además, en la mayor parte de los casos los trabajos que realizan como segunda actividad les sirven para estar al día en cuestiones de construcción, saneamientos, electricidad... ¿De dónde creen ustedes que les viene muchas veces la inspiración para solventar los problemas tan dispares con que se enfrentan a diario?

No sé si esta carta le abrirá los ojos sobre la valía de nuestros bomberos, pero tengan en cuenta que nunca le he visto tan decepcionado y enfadado como ahora. Como consuelo le digo que ellos se deben al ciudadano y no a sus políticos. Desde aquí les pido a todos que recapaciten y que se sienten para mejorar un servicio tan esencial como el Sepei.