Dentro, en los locales, se escuchan reels , jigas , hornpipes y polkas , ritmos tan profundamente irlandeses como la cerveza negra que corre a raudales por las barras. El alegre sonido de los músicos, sus guitarras, flautas, bodhráns y violines rompe el silencio del exterior, donde la lluvia no para. La estampa, típica de Dublín o Belfast, se produce sin embargo en el casco histórico de Cáceres, única ciudad española y una de las pocas europeas que albergan una auténtica fleadh o fiesta irlandesa, donde estos días se dan cita músicos de Italia, Francia, Portugal, la propia Irlanda y numerosas regiones españolas --desde Galicia a Andalucía y desde Castilla a Valencia--, para tocar por los bares de forma improvisada en buena compañía.

El III Cáceres Irish Fleadh arrancó el jueves con el primer concierto, pero la auténtica fiesta se inició el viernes con las animadas sessions , reuniones de músicos que tocan y beben durante horas en los bares y que constituyen el alma de las fleadh . "Ha venido gente de todos lados, es increible, y el nivel ha subido muchísimo", declaraba ayer entusiasmado Luigi Giuliani, responsable de la asociación El Gato al Agua , que organiza el festival con la ayuda del Consorcio Gran Teatro, la embajada de Irlanda y otros colaboradores. Tanto las sessions como los talleres de instrumentos y los conciertos ha animado sin tregua el casco histórico, día y noche, y continuarán durante buena parte de hoy.

Ruta por el folk irlandés

La marea irlandesa comenzó a extenderse por los bares de la parte antigua a medianoche del viernes, tras el concierto de Blasta , una unión de solistas de Belfast. La Taberna del Inglés, ahora Lancelot, se animó pronto con una session de músicos de Barcelona, Valencia y Cáceres, que sentados en las bancadas de madera tocaban temas como The Kesh . Mientras, en otro local, Puerta de Mérida, se reunía quizás el grupo más carismático y exquisito, con el propio Luigi Giuliani y Paco, el gaditano, acompañados de sus violines. La gente llegada de Italia prefirió apostarse en el Corral de las Cigüeñas, donde sonaban los acordeones diatónicos, los bodhrán , los banjos y las guitarras, dando vida a La polka de John Ryan , The whisky in the jar y demás folclore irlandés.

En Aldana corría la Guiness y la Murphy´s entre músicos de Andalucía y Cáceres que no pararon de tocar durante horas (The rocky road to Dublín , The cat and the candle... ), y en Puerta de la Estrella el ambiente era similar. Los músicos irlandeses centraban toda la atención por su especial calidad, y siguieron tocando aquí y allá hasta la mañana del sábado.

El programa comenzó ayer con los talleres de violín, flauta, uilleann pipe , guitarra y bodhrán en varios niveles y en distintos emplazamientos (Gran Teatro, Casa del Pueblo, Palacio de Carvajal...). El concierto en Aldana de Whiskey Rivers (grupo sevillano de folk acústico) y las primeras sessions volvieron a despertar el ambiente a mediodía. Ya en la sobremesa, todos los locales integrados en el festival vivían de lleno la fiesta irlandesa entre cafés para unos y cervezas para otros. "Aquí hay gente que no ha dormido", confesaba Giuliani a media tarde. Anoche estaba previsto otro concierto en el Gran Teatro a cargo de The Liffey Banks, viejos conocidos para los amantes del género, y por supuesto más sessions .