La supresión de aparcamientos para vehículos en el casco histórico alcanza las 350 plazas en los últimos diez años. Las medidas municipales para favorecer a los peatones en detrimento de los conductores han aumentado considerablemente como lo demuestran las 90 estacionamientos suprimidos por la bandeja de la plaza Mayor y los 35 que había en la plaza de Obispo Galarza antes de la construcción del párking.

En este sentido, responsables del equipo de gobierno han reconocido que muchas actuaciones en el casco histórico están dirigidas a recuperar el espacio para los peatones. El edil de Obras, José Joaquín Rumbo, afirma que la colocación de pilonas en las calles del entorno de Santa Clara responde a este objetivo y que sólo entre Fuente Nueva, Damas y la plaza de Las Candelas se han suprimido más de 40. Esta cifra coincide, según Rumbo, con el número de vehículos de residentes que normalmente aparcan en el barrio. "No se han quitado los aparcamientos. Lo que hemos hecho ha sido facilitar la entrada a las viviendas", asegura.

El panorama es similar en otras zonas del casco histórico. En la plaza de San Juan sólo el hotel Meliá tiene reservadas 17 plazas para sus clientes, además de para un autobús en en la calle Gran Vía. El parador también dispone de espacio reservado para coches en la calle Olmo. El propio concejal de Movilidad Urbana, José Antonio Villa, afirmó a este diario se produce un "agravio comparativo", pero que los establecimientos tienen el permiso legal. Hace seis años, y antes del cierre al tráfico, la capacidad en las plazas de la parte antigua llegaba a 150 vehículos.