Vicente Ojeda Ramos, Andrés Ordiales Barrante, Pedro Orgaz Jarillo, Juan Isaac Ortego García... Son solo cuatro de los casi 700 nombres que se pueden leer en alguna de las 13 lápidas que forman el memorial del cementerio, inaugurado en 2014 en honor a los habitantes de la provincia represaliados del franquismo, que se halla justo encima de una fosa común donde yacen los restos de centenares de fusilados. En honor a ellos, la Agrupación Local Socialista llevó ayer a cabo un acto de homenaje al que asistió casi medio centenar de personas, entre los que se encontraban diputados, concejales y militantes del partido, así como la presidenta de la Asociación Memorial en el Cementerio de Cáceres (Amececa), María Jesús Criado Baños.

Así, el cementerio acogió un tributo a quienes, por sus ideales, fueron víctimas de la represión política durante la Guerra Civil, y también la posguerra. Antes de que sonara el himno de la II República y también la Internacional Socialista, los asistentes que lo desearon pronunciaron unas palabras en memoria de los represaliados. Vicente Valle, exportavoz del Grupo Municipal Socialista en el ayuntamiento, puso en valor la figura de las mujeres. «Las grandes olvidadas», remarcó Valle, que recordó como en Malcocido, una pequeña localidad pacense de apenas 500 habitantes, cerca de medio centenar de mujeres fueron represaliadas «simplemente por ayudar a sus novios, a sus hermanos o a sus hijos».

En ese sentido, Criado recordó que desde Amececa están colaborando en la «redacción de una futura Ley de Memoria Histórica en Extremadura» y no desistirán en su lucha por que se respete la ley actual. «Se han quitado muchas, pero aún hay calles que tienen nombres franquistas. Calvo Sotelo, Comandante Sánchez Herrero... y también existen placas con símbolos del fascismo, el yugo y la flecha, en algunos barrios», señaló.

Apenas medio centenar de personas recordó ayer a los represaliados del franquismo, pero ni las alrededor de cien mil familias a nivel nacional que siguen buscando a alguno de sus miembros, ni las cerca de 700 en Cáceres que desean poder enterrar como es debido a los suyos los dejarán caer en el olvido.