NACIO EN ROBLEDILLO DE GATA HACE 75 AÑOS. VICARIO GENERAL (1978-2009), DIRECTOR DEL DIOCESANO (1969-1978), RECTOR DEL SEMINARIO (1983-1990) Y PARROCO DE SAN JUAN DESDE 1994.

--¿Con qué imagen se queda?

--Pintaría un cuadro con fondo de verde, herencia de mi patria chica de la Sierra de Gata, que indica esperanza. Han sido 31 años con la ilusión de que era una misión que me había encomendado la Iglesia. Me siento con mucha paz y satisfacción por haberla cumplido.

--¿Se recibe más que se da?

--He dado tiempo, pero después he recibido muchas satisfacciones.

--¿Qué autocrítica hace?

--Me queda el sinsabor del seminario. Es producto de la propia sociedad. Fui rector y era apasionante, pero se nos ha venido abajo, como en todas partes. No sé si ahí hemos fallado en algo.

--¿Puede cambiar la falta de vocaciones?

--No hay una fórmula mágica. Sigo creyendo que hay jóvenes, no digo que estén dispuestos a ser curas, que viven una vida íntegra y perfecta pero que se dejan notar poco. Cada vez hay más laicos comprometidos con la Iglesia y que también deben dejarse ver.

--¿Los seglares son el futuro?

--Creo que sí, pero no porque seamos menos curas sino porque es misión de ellos.

--Ha conocido a los cuatro últimos obispos. ¿Qué destaca de cada uno?

--Llopis Ivorra era un obispo inquieto porque todo funcionase. De Jesús Domínguez destacó su humanidad, la chispa andaluza y la clarividencia. Ciriaco Benavente es la bondad personificada y de Francisco Cerro, su cercanía. Ha sido como un hermano.

--¿Le han escuchado los políticos?

--Como norma sí, aunque la concreción de los hechos no ha sido tan fácil. La relación con instituciones han sido buenas.

--Su padre tiene 102 años y podrá dedicarle más tiempo. ¿Cuál es su experiencia vital con él?

--Siempre he sentido un gran respeto por los mayores. A mi padre, que sigue lúcido todavía, le debo dedicar todo lo que pueda. Es un ejemplo impresionante. Nunca le he oído hablar mal de nadie.

--¿Con qué momento se queda?

--El que más me impresionó fue el entierro del obispo Jesús Domínguez. También ha habido otros alegres como el centenario de San Pedro de Alcántara.

--¿Guadalupe debería ser extremeña?

--Creo que es del sentido común más elemental. Es de una de las espinas que tengo. La razón más poderosa es el sentido pastoral que tiene la Virgen para todos los extremeños. En el momento en el que Toledo diga que sí, es que sí.